Por Pablo Navarrete. 1 Crónicas 16:25 Porque grande es Jehová,  y digno de suprema alabanza,  Y de ser temido sobre todos los dioses. ¿Por qué alabar a Dios? La alabanza es una expresión de elogio y admiración que comúnmente se utilizan en los diversos contextos en los cuales nos desenvolvemos. Probablemente todos hemos participado en actos de alabanza de alguna forma. En la actualidad se rinden honores a diversas personas o cosas, los cantantes y bandas de música cantan por distintos motivos: por dinero, por fama, por envidia, por protestar, por la patria, por “amor”, por los derechos humanos, por las minorías, por los desamparados, por placer, por sensualidad o simplemente por cantar.  Encontramos miles de razones para cantar, motivos para la gente hay de sobra, elogios hay por doquier, y nos encontraremos con escenas en donde los emisores de esta “alabanza” se exaltan a ellos mismos, a la creación, a dioses falsos, a la sensualidad,  a equipos de fútbol,  al pecado, al mundo, a la carne, a personajes históricos, a personalidades política, etc.  La lógica es finalmente elogiar y dar honor a que o quien lo merezca, de eso se trata dar alabanza, reconocer que hay méritos en el trabajo, en las ideas o en la esencia de algo. Para los cristianos la pregunta ¿Por qué alabar a Dios? quizás es obvia, pero según las Escrituras esta pregunta tiene una relevancia total, ya que podemos encontrar muchos pasajes en donde se nos dan razones notables para alabar a nuestro Dios, y estas razones no son triviales, sino totalmente relevantes. Si alabamos a Dios es porque hay admiración, loor, honor y devoción en nuestros corazones, pero ¿Cuáles son los motivos por los cuales alabamos a Dios? Constantemente apreciaremos en las Escrituras que la alabanza al Creador se vincula más a sus  atributos que a las mismas obras de Dios, aunque estas dos dimensiones están íntimamente relacionadas. Dios es bueno porque manifiesta bondad a través de sus obras, es misericordioso porque hace llover sobre buenos y malos, es poderoso porque mantiene y conserva al Universo completo, es Fiel porque hasta hoy el sol y la luna tienen su lugar en el día, su brazo no se ha acortado para perdonar ni salvar. Podemos encontrar en las Escrituras diversos atributos por los cuales se exalta a Dios, pero hay algunos que se destacan de una forma especial. Alaben a Dios por su Poder: Salmo 59:16  Pero yo cantaré de tu poder,   Y alabaré de mañana tu misericordia; Porque has sido mi amparo, Y refugio en el día de mi angustia. Arthur Pink hablando acerca del Poder de Dios en su libro los Atributos de Dios describe lo siguiente en relación a este atributo: “En la naturaleza de Dios hay infinitamente más poder del que todas sus obras revelan. Partes de sus caminos es lo que vemos en la creación (Job 26:14), la providencia y la redención, pero sólo una pequeña parte de su poder se nos revela en ellas” El Poder de Dios ni siquiera tiene un parangón con el poder que puede ejercer el hombre: Daniel 4:35  Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada;  y él hace según su voluntad en el ejército del cielo,  y en los habitantes de la tierra,  y no hay quien detenga su mano,  y le diga:   ¿Qué haces? El poder del hombre es limitado, es pasajero, es corrupto, es superficial, en cambio el poder de Dios es ilimitado, eterno, íntegro, penetrante, sin embargo, los hombres han preferido adorar el supuesto poder de dioses falsos, a la creación, tal cual lo describe Romanos 1, cambiaron la Gloria de Dios por imágenes corruptibles, se envanecen en sus propios razonamientos, y por ello su corazón es entenebrecido, han encontrado en sí mismos y en otros hombres motivos de alabanza. Cristo es digno de Alabanza por su poder desplegado a través de múltiples milagros y obras: El dijo al leproso sé limpio, a Lázaro levántate y anda, con su voz de mando una legión de demonios no pudo resistir a su poder, los peces y toda la creación le obedecían, multiplicaba los panes y los peces, él le dijo al viento tormentoso que calmara y éste no tuvo más remedio que obedecer al Poder de nuestro magnifico Dios, ante esto ¿Reaccionaremos como los discípulos? Mateo 14:33  Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron,  diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. Realmente deberíamos estallar en Alabanzas a nuestro Dios porque se nos ha revelado, realizar confesiones de Fe como lo hicieron los discípulos ante su gran poder, siendo que él habita en Luz inaccesible en la eternidad, que es Alto y Sublime, que su nombre es el Santo, más se ha dejado ver y ha habitado con el quebrantado y humilde Espíritu y los hace vivir. Él es magnífico. Maravilloso es Él, alábenle: Salmo 139:14  Te alabaré;  porque formidables,  maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. Alaben a Dios por su Misericordia y su Fidelidad Salmo 138:2  Me postraré hacia tu santo templo,  Y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad;  Porque has engrandecido tu nombre,  y tu palabra sobre todas las cosas. En nuestro pensamiento como cristianos los atributos de Misericordia y Fidelidad son los más mencionados y exaltados ¿entendemos realmente estos atributos? ¿Los dimensionamos tal cual son? El salmista los relaciona de una forma increíble en el Salmo 92: Salmo 92:2  Anunciar por la mañana tu misericordia, Y tu fidelidad cada noche, Por naturaleza no meremos nada,  como por ejemplo el despertar cada mañana, tal cual lo describe anteriormente el salmista, algo tan simple es un don de Dios,  esto es algo trivial en nuestro diario andar, pero pocas veces meditamos en nuestros lechos el hecho de que sólo si Dios quiere veremos nuevamente al Sol ascendiendo. En este pasaje podemos observar cómo se enlazan magníficamente estos dos atributos, sin su misericordia no despertaríamos, es por medio de ella que sobrevivimos a las asechanzas de la noche feroz, y su fidelidad es enunciada cada mañana porque él guarda su pacto,  las estaciones del año son sostenidas por él, ha afirmado nuestro mundo, amado y guardado durante el día a sus hijos con una fidelidad especial. Este pasaje no es el único que vincula estos dos atributos, sino que podemos ver en repetidas combinaciones esta dupla en las Escrituras: Lamentaciones 3:22 23 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos,  porque nunca decayeron sus misericordias.  Nuevas son cada mañana;  grande es tu fidelidad. Salmo 89:1  Las misericordias de Jehová cantaré perpetuamente; De generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca. Salmo 36:5  Jehová,  hasta los cielos llega tu misericordia, Y tu fidelidad alcanza hasta las nubes. Con esto la Palabra nos muestra que estos dos atributos actúan en conjunto como un tándem en nuestras vidas de forma diaria, ¿Cómo no exaltar a nuestro Dios por sus misericordias y fidelidades desplegadas?  En los Salmos podemos observar constantemente que David meditaba en la ley de Dios al estar en su cama, probablemente uno de los pensamientos que rondaba su mente  en esas noches era que su Dios era Fiel, ya que él era un pecador, un perdido, más Dios lo tenía como Rey en una nación infiel, probablemente miraba su vida y la comparaba con las misericordias y fidelidades de Dios y su asombró era total, a tal punto que lo identifica como el “Dios de su misericordia” (Salmo 59:17). El Salmista no sólo enuncia las misericordias de Dios como si fueran escasas o lejanas, sino abundantes, a tal punto que es preciso alabarle y entrar en su Santo templo: Salmo 5:7  Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa;  Adoraré hacia tu santo templo en tu temor. La misericordia de Dios nace de su bondad, en donde él alivia la miseria de nuestra naturaleza caída. Entendamos que este atributo se manifiesta de forma especial sobre nosotros, los ángeles nunca han experimentado este atributo de Dios, ya que al ser su cabeza Cristo y ser escogidos de la raza angélica, Dios los preservó de la apostasía de Satanás siendo objetos también de la gracia soberana y gratuita de Dios, pero éstos nunca han pecado, ni lo harán, por esto, cobra para nosotros un sentido especial la misericordia de Dios, la cual no es solo impartida de forma especial para sus escogidos, sino que es para todas sus criaturas (Salmo 145:9). Pablo a través de la carta a Tito y Pedro en su primera epístola nos dicen que Dios nos salvó y nos hizo renacer por su misericordia: Tito 3:5  nos salvó,  no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,  sino por su misericordia,  por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 1Pedro 1:3  Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,  que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva,  por la resurrección de Jesucristo de los muertos, Nuestro Señor  no nos ha relegado al infierno como lo merecemos, sino que él por su misericordia nos ha salvado, y no solo nos ha librado de la condenación del pecado, sino que en su Gracia él nos regala dones que no merecemos. ¡Cómo no estallar con Alabanzas por su obra redentora! A diferencia de nuestro creador, las Escrituras nos muestran que somos inmisericordes (Romanos 1:31) e infieles (2 Timoteo 2:13) más él permanece Fiel y todo Misericordioso. Probablemente hemos entonado en múltiples ocasiones el himno Oh tu Fidelidad, si meditáramos, si entendiéramos, si reflexionáramos más profundamente sobre los atributos de Dios a la hora de cantar probablemente al igual que Pablo y Silas cantaríamos en todo tiempo, nuestro ser al igual que aquella cárcel que aprisionó a estos dos Santos se estremecería, las cadenas de la apatía, flojedad y displicencia serían rotas, y cantaríamos en el Espíritu, y nuestro Dios habitaría en medio de nosotros (Salmo 22:3). Debemos entender que la base de nuestro culto no son nuestras obras, no son nuestras composiciones, ni poemas, no son las bellas melodías que muchos hermanos en la Fe han desplegado, no son nuestras emociones, no es nuestro conocimiento, sino las misericordias de Dios desarrolladas en nuestras vidas, Dios es quien motiva nuestra adoración hacia él, tal cual lo describe Pablo a los Romanos: Romanos 12:1  Así que,  hermanos,  os ruego por las misericordias de Dios,  que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,  santo,  agradable a Dios,  que es vuestro culto racional. ¡Por esto hermanos tal cual lo dice el Salmo 107 alabemos la Misericordia de Dios y sus maravillas para con los hijos de los hombres! Alaben a Dios porque él es Bueno Esdras 3:11  Y cantaban,  alabando y dando gracias a Jehová,  y diciendo: Porque él es bueno,  porque para siempre es su misericordia sobre Israel.  Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo,  alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová. Es probable querido lector que en tu vida hayas estado, estás, o estarás gozando una vida satisfactoria, independiente de las tristezas o derrotas nadie en la tierra podría decir que no ha tenido momentos de alegría o júbilo, a pesar de la pobreza hemos disfrutado de manjares deliciosos, de la naturaleza y creación que Dios nos ha dado,  nos hemos recreado mucho más que masticado penurias. Dios a través de la sustentación de todas las cosas demuestra día a día su bondad infinita, él da mantenimiento a toda carne, quizás dirás, pero hermano: ¡Hay dolor en el mundo¡ Queridos lectores y hermanos, miremos lo que nos explica Arthur Pink en sus Atributos de Dios: “La bondad de Dios no puede ser puesta en entredicho porque exista dolor y sufrimiento en el mundo, si el hombre peca contra la bondad de Dios, si menosprecia las riquezas de su bondad, y paciencia, y longanimidad, y después, por su dureza y por su corazón no arrepentido, atesora para sí ira para el día de la ira (Romanos 2:4,5), ¿a quién puede culpar sino a sí mismo?” Es más nuestro Señor nos dijo: Mateo 15:19 Porque del corazón salen los malos pensamientos,  los homicidios,  los adulterios,  las fornicaciones,  los hurtos,  los falsos testimonios,  las blasfemias. Santiago 4:1  ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?  ¿No es de vuestras pasiones,  las cuales combaten en vuestros miembros? Las guerras, hambrunas, pestes, hecatombes, desastres nucleares, pandemias, genocidios, son sólo consecuencia de nuestra naturaleza pecaminosa, deberíamos mirarnos al espejo cuando busquemos culpables de nuestras lastimosas vidas, pero aun así Dios despliega sus bondades sobre una humanidad perversa. En cambio el ser humano alaba su propia bondad Proverbios 20:6  Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, pero hombre de verdad,  ¿quién lo hallará? Arthur Pink comparando la bondad de Dios y la de los hombres dice: “La bondad del hombre es como una gota, mientras que la de Dios es un océano”. La bondad de Dios fue alabada cuando Cristo realizaba milagros, cuando Jehová realizaba grandes prodigios a favor de su pueblo Israel, cuando saco a su pueblo de Egipto, estas dádivas  aún están presentes en el pueblo de Dios, por ello debemos proclamar la inmensidad de su bondad, cantar salmos a su nombre, si realmente él es nuestro sumo bien debemos decir al unísono con Moisés: Éxodo 15:2  Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios,  y lo alabaré;  Dios de mi padre,  y lo enalteceré. Pensando en la bondad de Dios, debemos meditar y reflexionar sobre el Amor manifestado por consecuencia de su bondad hacia sus escogidos: Tito 3:4 -5  Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador,  y su amor con los hombres, nos salvó,  no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,  sino por su misericordia,  por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, Cuando cantamos himnos como Oh que Amor incomparable, Maravilloso es el Gran Amor, Cantemos de su Amor, Oh Amor de Dios, etc. ¿Consideramos la realidad de este Amor? Este  no es un Amor platónico como lo pintan algunos predicadores, no es una Amor barato, superficial, sino profundo, sufrido, que se ha manifestado a nuestras vidas perdonándonos, es un Amor a prueba de nuestros fracasos, de nuestros pecados, no es un Amor que se genera por causa nuestra, sino por su buena voluntad: Deuteronomio 7:7 – 8 No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová, y os ha escogido; porque vosotros erais los más pocos de todos los pueblos; sino porque Jehová os amó. El amor de Dios hacia cada uno de los suyos no fue movido en absoluto por nada que hubiera en nosotros. ¿Qué había en nosotros que atrajera al corazón de Dios? Nada absolutamente. Al contrario, todo lo que le repele, todo lo que le haría aborrecer estaba en nuestros  corazones; no hay cosa buena en nosotros, más él nos ha escogido, adoptado, redimido, perdonado, nos ha dado gracia, nos ha sellado con las arras de su Espíritu, nos ha dado una herencia eterna, por esto y por más alabémosle: Salmo 118:21  Te alabaré porque me has oído,  Y me fuiste por salvación. Reflexionando: C.S Lewis hablando de la alanza comenta lo siguiente en su libro sobre reflexiones de los Salmos:  “Por lo tanto la alabanza no sólo expresa sino que completa el gozo; es su consumación preestablecida … Al disponer que debemos glorificarle, Dios nos está invitando a gozar de él”  Por lo general cuando pensamos en la alabanza a Dios nuestra mente se dirige a canticos, música y júbilo, lo cual es parte de la adoración que podemos expresar a Dios, pero remitimos la alabanza a nuestro Señor sólo a esta dimensión, y por regla predominante en las Iglesias actuales la adoración nos lleva a centrarnos en nosotros mismos, lo que sentimos, y “cuanto supuestamente amamos a nuestro Dios”, C.S Lewis apunta a gozar de Dios mismo en la Alabanza, es decir, de todos sus atributos, de lo que él ha hecho, esto es verdaderamente gozo, el gozo de la Salvación. Si miramos la Alabanza en el cielo, observamos una completa adoración a los Atributos de Dios, a su Santidad, a su Poder, su Señorío: Apocalipsis 4:8 -11  Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas,  y alrededor y por  dentro estaban llenos de ojos;  y no cesaban día y noche de decir:  Santo,  santo,  santo es el Señor Dios Todopoderoso,  el que era,  el que es,  y el que ha de venir. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono,  al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono,  y adoran al que vive por los siglos de los siglos,  y echan sus coronas delante del trono,  diciendo: Señor,  digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder;  porque tú creaste todas las cosas,  y por tu voluntad existen y fueron creadas. ¿Cómo Alabaremos nosotros? ¿Cómo exaltaremos a este Dios? Si las magníficas criaturas de Dios le alaban, su creación le adora, los monstruos marinos le exaltan,  los elementos ejecutan sus palabras, el sol, la luna y las estrellas tributan honores al Creador, al Rey de los Cielos, al Gran Yo soy ¿Cuánto más nosotros que somos receptores de su Gracia inmerecida? ¿Cuánto más nosotros que hemos sido objeto de la revelación del Hijo? O ¿Acaso seremos como los impíos que no glorifican a Dios ni le dan gracias? Y más aun blasfeman el nombre de Dios: Romanos 1:21  Pues habiendo conocido a Dios,  no le glorificaron como a Dios,  ni le dieron gracias,  sino que se envanecieron en sus razonamientos,  y su necio corazón fue entenebrecido. Apocalipsis 16:9  Y los hombres se quemaron con el gran calor,  y blasfemaron el nombre de Dios,  que tiene poder sobre estas plagas,  y no se arrepintieron para darle gloria. Amados cuando Dios nos llama a Alabarle no sólo nos pide nuestra voz, sino nuestro corazón, mente, fuerzas, y más aun nuestros mismos cuerpos: 1 Corintios 6:20  Porque habéis sido comprados por precio;  glorificad,  pues,  a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritulos cuales son de Dios. Y no sólo nuestro cuerpo, sino que los frutos de justicia que Dios mismo imparte en nosotros son medios de alabanza para nuestro Padre: Filipenses 1:11  llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo,  para gloria y alabanza de Dios Todas estas expresiones de loor provienen de un entendimiento de  los atributos de Dios, los cuales podemos encontrar en los Salmos y en las Doxologías del Nuevo Testamento o en los cánticos de Victoria y Júbilo del Antiguo Testamento. Nuestra Alabanza debe estar repleta de sana doctrina, de profunda teología, pero también de un corazón agradecido  por la providencia  de nuestro majestuoso Dios.