Nehemías 10:28 - 29 Y el resto del pueblo,  los sacerdotes,  levitas,  porteros y cantores,  los sirvientes del templo,  y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios,  con sus mujeres,  sus hijos e hijas,  todo el que tenía comprensión y discernimiento, se reunieron con sus hermanos y sus principales,  para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios,  que fue dada por Moisés siervo de Dios,  y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos,  decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor.

El sermón de hoy se dividirá en dos partes:

-       Tomando Resoluciones

-       Aprendiendo a hacer lo bueno

Partamos recordando algunos puntos de las dos últimas predicaciones entorno a Nehemías 9:

-       El pueblo de Dios nace de la Palabra de Dios.

-       Cuando el pueblo de Dios se ve expuesto ante las Escrituras, salen a la luz sus pecados, produciéndose arrepentimiento y obediencia.

-       La confesión de pecados del pueblo de Dios es el eco de su Palabra, que vuelve a Dios luego de haber realizado su obra en su Iglesia.

-       En la confesión de pecados, es indispensable recordar quién es Dios, y cómo ha obrado en la historia de la salvación.

-       Aunque somos el pueblo de Dios y beneficiarios de su pacto, el pecado que habita en nosotros nos lleva a querer desobedecer la Palabra de Dios y creernos más sabios que Él.

-       La misericordia del Señor es tal que, aunque Él es el ofendido, nos envía salvación, y una vez que nos ha salvado sigue perdonando nuestra rebelión.

-       Tenemos la tendencia de repetir una y otra vez los mismos pecados. Eso no es quedarse estancado, sino decaer en una espiral descendente.

-       Nuestra confesión de pecados debe ser lo más detallada posible, afirmando que Dios ha dicho la verdad y que nosotros hemos fallado.

 

Tomando Resoluciones

Durante el capítulo 9 Esdras realiza una confesión de pecados ante el Señor, recordando y contrastando la fidelidad de Dios y la infidelidad de Israel, como Dios los había rescatado y guardado, y como Israel fracasaba una y otra vez. Al final de esta exposición Esdras enuncia lo siguiente:

 

Nehemías 9:38 A causa, pues, de todo esto,  nosotros hacemos fiel promesa,  y la escribimos,  firmada por nuestros príncipes,  por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.

A causa de todo esto: Todo lo que Esdras narra, su confesión y la del pueblo produce arrepentimiento, un arrepentimiento genuino en la nación.

Martin Lloyd Jones define el arrepentimiento de la siguiente manera:

 “Arrepentimiento significa que te das cuenta que eres un culpable, vil pecador en la presencia de Dios, que te mereces la ira y el castigo de Dios, que estás destinado al infierno. Esto significa que usted comienza a darse cuenta de que ésta cosa llamada pecado está en ti, que deseas deshacerte de él, y que dé la espalda en todas sus formas. Renuncias al mundo cueste lo que cueste, el mundo en su forma de pensar y sus perspectivas, así como su práctica, y negarse a ti mismo, y tomar la cruz y seguir a Cristo. Sus más cercanos y queridos, y todo el mundo, puede llamarte tonto, o que eres fanático. Puedes que tengas que sufrir financieramente, pero no hace ninguna diferencia. Ese es el arrepentimiento”

Esto es lo que el pueblo experimenta, una vuelta al Dios verdadero y una separación del mundo, tal cual la estaban concibiendo.

El arrepentimiento es absolutamente necesario si el pecador quiere tener paz con Dios:

Isaías 27:5 ¿O forzará alguien mi fortaleza?  Haga conmigo paz;  sí,  haga paz conmigo.

Jesús es la “fuerza” o “refugio” de Dios, al cual deben ir los pecadores y echar mano de él, si han de tener paz con Dios

Arthur Pink hablando sobre el arrepentimiento dice lo siguiente:

“Arrepentirse es echar a tierra las armas de rebelión contra Él. El arrepentimiento no salva, sin embargo ningún pecador jamás fue ni será salvado sin el mismo. Sólo Cristo salva, pero un corazón no arrepentido no lo puede recibir. El arrepentimiento no salva, sin embargo ningún pecador jamás fue ni será salvado sin el mismo. Sólo Cristo salva, pero un corazón no arrepentido no lo puede recibir”

El verdadero arrepentimiento lleva consigo  un componente  de separación del curso y de las costumbres de este mundo, y consagrarnos a la conducta dirigida por la palabra de Dios. Cuando nos comprometemos a cumplir los mandamientos de Dios, es para hacer todos sus mandamientos, y para considerarlo a Él como el Señor, y nuestro Señor.

Quieres saber si alguien se ha arrepentido, pregúntale que piensa sobre sus pecados pasados y que piensa de ellos ahora ¿Los ha sometido a las escrituras? ¿Su conducta es diferente? Pablo Washer habla del arrepentimiento como si fuera el choque de un camión, es imposible que seas igual, Dios que es más grande que un camión, no puedes ser igual, lo que hay dentro nuestro hermanos, debe ser cambiado, debe ser creado de nuevo, tal cual lo pidió David: Crea en mí,  oh Dios,  un corazón limpio,  Y renueva un espíritu recto dentro de mí. (Salmo 51:10) Y esto solo es por la Gracia y obra del Espíritu Santo.

 

Nuevamente leamos:

Nehemías 9:38 A causa,  pues,  de todo esto,  nosotros hacemos fiel promesa,  y la escribimos,  firmada por nuestros príncipes,  por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.

Producto de esta nueva perspectiva, de esta renovación de sus mentes, el pueblo pacta guardar la ley de Dios, hicieron eco de las Palabras del salmista en el Salmo 119:

Salmo 119:34 Dame entendimiento,  y guardaré tu ley, Y la cumpliré de todo corazón.
Salmo 119:70 Se engrosó el corazón de ellos como sebo,  Mas yo en tu ley me he regocijado.
Salmo 119:72 Mejor me es la ley de tu boca.  Que millares de oro y plata.
Salmo 119:77 Vengan a mí tus misericordias,  para que viva, Porque tu ley es mi delicia.
Salmo 119:97 ¡Oh,  cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.
Salmo 119:163 La mentira aborrezco y abomino;  Tu ley amo.
Salmo 119:174 He deseado tu salvación,  oh Jehová, Y tu ley es mi delicia.

 

Resumiendo esto pasajes: Dios les dio entendimiento de tal forma que  se regocijaron, concibieron su ley como delicia y la amaron. Dejaron de verse a sí mismos y miraron a Dios, miraron a la serpiente de bronce y tuvieron vida, miremos a Jesús el autor de la vida, y si le miramos, miraremos nuestro interior necesitado y vacío que debe ser llenado por él y para él.

El pueblo hace un pacto y firman dicho pacto:

Nehemías 10:1 Los que firmaron fueron: Nehemías el gobernador,  hijo de Hacalías,  y Sedequías,

 El nombre de Nehemías fue puesto primero en la lista por su dignidad oficial, como comisionado del monarca persa. En la lista subscripta estaban incluidas todas las clases; pero el pueblo estaba representado por sus ancianos (v. 14), pues habría sido imposible que cada persona del país firmara.

Nehemías  10:14 Los cabezas del pueblo: Paros,  Pahat-moab,  Elam,  Zatu,  Bani,

Nota: Curiosamente en la lista no se encuentra Esdras.

Nehemías 10:28 - 29 Y el resto del pueblo,  los sacerdotes,  levitas,  porteros y cantores,  los sirvientes del templo,  y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios,  con sus mujeres,  sus hijos e hijas,  todo el que tenía comprensión y discernimiento, se reunieron con sus hermanos y sus principales,  para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios,  que fue dada por Moisés siervo de Dios,  y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos,  decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor.

En el capítulo anterior Esdras hace notorio la relación de Israel con la ley de Dios:

 

Nehemías 9:13 – 14 Y sobre el monte de Sinaí descendiste,  y hablaste con ellos desde el cielo,  y les diste juicios rectos,  leyes verdaderas,  y estatutos y mandamientos buenos,  y les ordenaste el día de reposo santo para ti,  y por mano de Moisés tu siervo les prescribiste mandamientos,  estatutos y la ley.

Nótese como Esdras caracteriza a la ley de Dios: Juicios rectos, leyes verdaderas y mandamientos buenos. Si hay algo que una nación anhela es que las leyes sean justas, que los jueces sean rectos, que las autoridades realicen bien su trabajo, más este Dios, este juez, había sido olvidado y repudiado por su pueblo.

Nehemías 9:34 Nuestros reyes,  nuestros príncipes,  nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu ley,  ni atendieron a tus mandamientos y a tus testimonios con que les amonestabas.

Más ahora el pueblo como un solo hombre anhela pactar para guardar la ley de Dios los que no estaban presentes al firmar el pacto, lo ratificaron dando su consentimiento, ya fuera por palabra, o levantando la mano, y se comprometieron por juramento solemne, a caminar en la ley de Dios, imprecando una maldición sobre sí mismos en caso violarlo.

Dios mismo les había advertido hace años atrás sobre guardar la ley:

 Deuteronomio 8:11 Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios,  para cumplir sus mandamientos,  sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; Deuteronomio 11:32 Cuidaréis,  pues,  de cumplir todos los estatutos y decretos que yo presento hoy delante de vosotros.

Y no solo eso, sino también les advirtió sobre las consecuencias de dejar su ley en el capítulo 28 de Deuteronomio:

Deuteronomio 28:15 Pero acontecerá,  si no oyeres la voz de Jehová tu Dios,  para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy,  que vendrán sobre ti todas estas maldiciones,  y te alcanzarán.

¿Qué es lo que hace que nos olvidemos tan pronto de nuestro Dios y saltemos a las fauces de nuestros propios deseos?  ¿Qué es lo que sucede en nuestra mente para abandonar la buena ley de nuestro Dios? Nuestro corazón malvado y siniestro en quien toma el dominio de nuestras acciones, roguemos a Dios amados para que nuestro engañoso corazón  sea renovado y podemos decir junto al salmista:

Salmo 119:112 Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos De continuo,  hasta el fin.

Amados que el Espíritu Santo viva en nosotros:

Ezequiel 36:27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu,  y haré que andéis en mis estatutos,  y guardéis mis preceptos,  y los pongáis por obra.

Amados, Amemos a Cristo:

Juan 14:15 Si me amáis,  guardad mis mandamientos.

Hagamos pacto de guardar la ley de Dios tal cual el pueblo de Israel lo hizo, ¿Un pacto? ¿Una promesa? ¿Por qué? Hermanos en nuestras vidas realizamos promesas, pactos, que algunas veces cumplimos y otras no. A veces hacemos promesas para llegar a la hora a jugar un partido de futbol, y llegamos a la hora, o a una comida, o a juntarnos con nuestros amigos. Hacemos pactos más importantes como nuestros matrimonios, en donde prometemos cuidar, amar, proveer a nuestras esposas, y ellas a nosotros. Hacemos pactos en nuestras congregaciones al unirnos a ellas, hacemos pactos en nuestras profesiones, como lo son los abogados, jueces, autoridades civiles, militares y políticas. Hacemos pactos ¿Por qué no hacer un pacto con nuestro Dios que es bueno? Hacemos pactos con gente impía y acaso con nuestro Dios que es Fiel ¿No haremos pacto? Quita de la sombra de la indeterminación en tu vida, obedece a Dios y tendrás vida.

Determinaciones, eso es lo que necesitamos, tal cual las tomo Jonathan Edwards y las ilustro en sus resoluciones, algunas de ella fueron:

2. Resuelvo vivir con todas mis fuerzas mientras viva.

10. Me resuelvo cuando sienta dolor, pensar en los dolores del martirio y del infierno.

18. Estoy resuelto a vivir, en todo tiempo, como pienso es lo mejor en mis conceptos más devotos, y cuando tengo las nociones más claras de las cuestiones del evangelio, y del mundo por venir.

28. Estoy resuelto a estudiar las Escritura tan firmemente, constantemente y con frecuencia, al punto de que pueda encontrar y plenamente percibir, que estoy creciendo en el conocimiento de ella.

37. Estoy resuelto a indagar todas las noches, al ir a la cama, en que cosas he sido negligente, – que pecado he cometido, y en que me negado a mí mismo; también al fin de cada semana, mes y año

43. Estoy resuelto, de aquí en adelante, hasta que me muera, a nunca actuar como si fuera mi propio dueño, sino entera y completamente soy de Dios porque será agradable ser hallado así

48. Estoy resuelto a constantemente, con el mayor esmero y diligencia, y el escrutinio más estricto, observar detenidamente el estado de mi alma de manera que pueda saber si tengo verdaderamente un interés en Cristo o no; para que cuando yo muera, no sea encontrada ninguna negligencia con respecto a esto de lo que tenga que arrepentirme.

65. Estoy resuelto a ejercitarme mucho en esto, toda mi vida, con la mayor apertura de que soy capaz, el declarar mis caminos a Dios y mantener mi alma abierta para él, todos mis pecados, tentaciones, dificultades, penas, temores, esperanzas, deseos, todas las cosas, y todas las circunstancias, de conformidad con el sermón sobre el Salmo 119 del Dr. Manton

67. Estoy resuelto a después de las aflicciones, inquirir, cuan mejor soy por ellas, qué es lo que obtuve de ellas y que podría seguir obteniendo de ellas.

68. Estoy resuelto a confesarme francamente a mí mismo, todo lo que encuentro en mí ser ya sea enfermedad o pecado; y si ello fuera algo concerniente a la religión, también confesarle todo el asunto a Dios y le imploraré que necesito su ayuda. 23 de Julio y 10 de Agosto de 1723.

¿Cuántas resoluciones debes tomar en tu vida? ¿Cuántas resoluciones entorno a tu vida, familia, esposa, esposo, pecados, trabajo, hogar debes hacer? ¿Pactarás en guardar su ley como el pueblo de Israel lo hizo? ¿O simplemente sacaras tu biblia domingo a domingo para ser un espectáculo y ejemplo de tu negligencia?  ¡Determínate!

Resumiendo: La historia de la fidelidad de Dios, a pesar de toda la infidelidad de Israel, es la base de una prenda y promesa que hace el pueblo de obedecer a Dios y  no repetir los pecados de sus Padres. La nación hace un nuevo pacto con Dios de observar la ley de Moisés, hay una vuelta a las Escrituras y la práctica de ellas.

Aunque bien intencionados, como lo habían sido en Éxodo 24:1 -8, se avecinaba un nuevo fracaso, una nueva debacle, una nueva muestra de que sin Dios nada somos.

Nehemías 13:10 -13.

Aprendiendo a hacer lo bueno

Nehemías 10:30 - 31 Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra,  ni tomaríamos sus hijas para nuestros hijos. Asimismo,  que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de reposo,  nada tomaríamos de ellos en ese día ni en otro día santificado;  y que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra,  y remitiríamos toda deuda.

Este pacto nacional además de contener una promesa solemne de obediencia a la ley divina en general, mencionó específicamente su compromiso en algunos deberes particulares, que el carácter y la exigencia de los tiempos marcaban con cierta urgencia e importancia, los cuales pueden resumirse de la manera siguiente:

-       Se abstendrían de contraer alianzas matrimoniales con los paganos (v.30)

-       Guardarían estrictamente el sábado (v.31)

-       Que dejarían a la tierra en descanso (v.31)

-        Remitirían las deudas cada séptimo año (v.31)

-        Contribuirían para el mantenimiento del servicio del templo gastos del cual antes habían sido pagados de la tesorería del templo, y cuando allí faltaban los recursos, eran dados de los fondos particulares del rey. (v. 32 – 39)

Habiendo pactado contra los pecados de los cuales eran culpables, se obligaron a cumplir los deberes que habían descuidado. No sólo debemos cesar de hacer el mal, sino aprender a hacer el bien.

Nuestra naturaleza lo único que sabe es hacer es el mal, tal cual lo describen las Escrituras por medio de la Doctrina de la Depravación total, podemos observar los siguientes versículos:

Salmo 14:3 Todos se desviaron,  a una se han corrompido;  No hay quien haga lo bueno,  no hay ni siquiera uno. Salmo 53:3 Cada uno se había vuelto atrás;  todos se habían corrompido; No hay quien haga lo bueno,  no hay ni aun uno.

Ahora, cuando hemos llegado al evangelio una nueva naturaleza nace en nuestra vidas, nacemos de nuevo, no existe la condenación del pecado, pero aún el poder del pecado está presente en nuestras vidas, y en reiteradas ocasiones al igual que estos Israelitas sabiendo hacer lo bueno, lo pasamos por alto y nuestras debilidades se hacen presente. David describe esta realidad:

Salmo 39:2 Enmudecí con silencio,  me callé aun respecto de lo bueno;  Y se agravó mi dolor.

El salmista no muestra las consecuencias de callar cuando sabemos que lo bueno debe hacerse presente, cuando debe ser pronunciado, cuando lo bueno debe ser ejecutado en nuestras vidas ¿Retendremos, esconderemos las joyas del evangelio en nuestras vidas, tal cual el siervo malo escondió los talentos que su buen Señor le concedió? Esto amados, igual es pecado:

Santiago 4:17 y al que sabe hacer lo bueno,  y no lo hace,  le es pecado.

Debemos levantarnos como una nación que busca hacer el bien, recordemos hermanos que somos embajadores de un Reino, no de este mundo, sino celestial, donde todo lo de buen nombre es pronunciado, somos representantes del Buen Rey, del Buen Pastor, de Aquel quien dio su vida por sus ovejas, quien no pronunció cosa mala, más bien su comida y bebida fue hacer la voluntad de su Padre. ¿Dios es tu Padre? ¡Haz las obras del Padre! Y si no puedes hacer las obras del Padre porque aun el pecado reina en tu vida, entonces debes arrepentirte y volver a las sendas antiguas, a las sendas de la Paz.

Observemos las directrices que Dios le da a su Pueblo:

Amós 5:14 Buscad lo bueno,  y no lo malo,  para que viváis;  porque así Jehová Dios de los ejércitos estará con vosotros,  como decís. Miqueas 6:8 Oh hombre,  él te ha declarado lo que es bueno,  y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia,  y amar misericordia,  y humillarte ante tu Dios. Romanos 12:9 El amor sea sin fingimiento.  Aborreced lo malo,  seguid lo bueno.

Volvamos al primer Amor hermanos, hagamos las primeras obras, aquellas en donde probablemente arriesgábamos todo por Amor a Dios, aquellas en donde nos levantábamos temprano a orar, donde las Escrituras eran tomadas diariamente, donde anhelábamos tener tiempos de comunión junto a nuestras familias, esposas, hermanos. No nos enfriemos, busquemos más intensamente a Dios, vivamos el avivamiento que describa las Escrituras:

Jeremías 29:13 y me buscaréis y me hallaréis,  porque me buscaréis de todo vuestro corazón.

¿Cuánto tiempo dejaras pasar? ¿Cuántos pecados debes amontonar para que reacciones? ¿Cuántas y cuantos necesitan de un pueblo que ame la Palabra, y en ese pueblo estás tú y yo? ¿Estamos en la brecha?

El pueblo culmina el pacto con la siguiente sentencia en el verso 39:

no abandonaremos la casa de nuestro Dios

Esta solemne promesa fue repetida al final del pacto como una expresión del intenso celo por el cual el pueblo en este entonces era animado para la gloria y el culto de Dios. Bajo los sentimientos punzantes de pesar y arrepentimiento por sus pecados nacionales, de los cuales la apostasía del servicio del verdadero Dios fue el principal, y bajo el recuerdo fresco y doloroso de su cautiverio prolongado, ellos juraron, sintiendo el impulso de una devoción ardiente como también de gratitud por su restauración ellos se comprometieron de que nunca se olvidarían de su voto, de ser del Señor.

Salmo 92:13  Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán.

Salmo 52:8  Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios;  En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.

Un árbol plantado en el atrio de un templo simbolizaba las condiciones de prosperidad de aquellos que mantienen una estrecha relación con el Señor.

¿Dónde estás plantado?