Texto Base 1 de Pedro 2:1-3

Sermón anterior.

En el capítulo 1 pudimos ver tres grandes temas. La carta está dirigida a hermanos que están viviendo persecución mental, persecución intelectual, ese tipo de persecución que no se ve, pero que es profunda, violenta y discriminadora, una presión social que se pone encima de todo quien no vive conforme a los principios del mundo. Hoy lo vemos al no apoyar ideologías como las del asesinato del aborto, como al apoyo del sexo libre, de la homosexualidad, feminismo o machismo.

Pedro entonces hablando de tres grandes temas; El primero es la maravillosa obra de salvación que ha sido un regalo, preparada desde antes de la fundación del mundo, con ella sus pecados han sido perdonados y gracias a ella algún día ellos resucitaran junto a Cristo. La segunda cosa es mostrar el cómo estos hermanos deben entonces vivir, a pesar de su condición en circunstancias contrarias a la piedad. Pedro da mandatos que son actos de adoración en gratitud para el misericordioso Dios que les ha salvado, estos mandatos son: Esperar preparados la venida de Cristo con sobriedad, Sed Santos como Dios lo es y Vivir con temor reverente. El tercer tema que hemos visto es el cómo se debe materializar el hecho de meditar en la obra de Dios y como los mandatos entregados deben también materializarse, esto es en el mandato de amar a sus hermanos en la fe conforme a ese nuevo nacimiento, la salvación de gracia que han recibido, deben materializarla en actos de amor con gracia hacia sus hermanos.

Estos tres temas son imposibles mantenerlos de forma real sin tener el nuevo nacimiento que viene solo a través del espíritu santo obrando en la vida de hombres que están muertos en delitos y pecados, este nuevo nacimiento viene solo a través del evangelio, al oír el evangelio y creer con fe, Dios dará nueva vida a quienes han sido escogidos desde antes de la fundación del mundo, pero esta nueva vida, la salvación, vendrá solo cuando se predique este evangelio el cual es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.

Así como un bebe recién nacido es el creyente. Y como el bebe debe ser alimentado para la vida, el  cristiano también necesita ser alimentado para vivir en obediencia a su padre, es necesario que se alimente para poder ser fortalecido y  poder servir al Señor guardando los mandatos que hemos visto, llevando una vida de amor en servicio sincero hacia sus hermanos.

El propósito de lo que Pedro expone aquí es que estos hermanos crezcan, maduren en la fe, no sean inmaduros, sino que sean hombres y mujeres de Dios, a pesar de las circunstancias. Es mi propósito también el mismo que el de las escrituras también, que veamos cómo podemos madurar en la fe y así avancemos crezcamos para Dios y por el bien de la iglesia.

I-Abandonado el pecado Vv 1

Por tanto.

El verso empieza con estas palabras, que como hemos aprendió, es un conector. Pedro dará a conocer algunas cosas, pero sobre la base de lo que ya ha mencionado. En otras palabras lo que ahora dirá está conectado, o  condicionado a lo que él ya ha dicho.

¿Qué ha dicho Pedro?

Si hay algo que Pedro ha mencionado en los versos anteriores es que estos hermanos han sido renacidos para una esperanza viva, ellos han sido rescatados de de su vana manera de vivir, han sido renacidos de la simiente misma de Dios a través de la palabra del evangelio. Es decir, estos hombres en ese lugar eran hijos del Dios soberano y eterno. La versión Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy, nos ayuda a tener más claridad  sobre los textos que anteceden:

Pues han nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece. Porque:

“Toda carne es como la hierba, y toda su gloria como la flor de la hierba. Secase la hierba, cayese la flor, pero la palabra del Señor permanece para siempre.”

Esa es la palabra que a ustedes les fue predicada (anunciada como buenas nuevas).

1 Pedro 1:23-25

Nuevo nacimiento, nueva naturaleza.

Por lo tanto todo cuanto Pedro les demanda debe y puede ser realizado. Y además esto será realizado con gusto, no con quejas o con un sentido de rabia ante Dios, como si este fuera un amo malvado que exige cosas duras y que odiamos hacer, abusando así de nosotros.

Así es con nosotros hermanos. Si hemos creído en el evangelio de la gracia de Dios, si El nos ha dado su nueva vida,  hoy somos sus hijos amados, es El nuestro Padre verdadero. No solo nos adopta y de forma legal nos hace sus hijos, sino que hace algo que ningún padre adoptivo por grande que sea su amor para con su hijo adoptivo, puede hacer, El nos regenera, nos hace de nuevo y esto con su simiente, es decir, con su naturaleza. Debemos entonces, con gozo y gratitud, servirle como El quiere que lo hagamos. Debemos hermanos con confianza y con fe vivir para El, no hay excusas.

Está bien, El nos ha dado ese nuevo nacimiento, hemos nacido de su simiente, tenemos su naturaleza, pero ¿Existe aún una lucha contra el pecado?, ¿Aun estamos en un cuerpo terrenal y carnal?, ¿Necesitamos fuerzas para vencer el pecado de la desobediencia y de la indiferencia ante Dios? Todas estas preguntas se responden con un sí, sin embargo debemos ver y confiar en la obra de Cristo, gozarnos al saber que ya somos de Cristo, y que todo cuanto ahora vivimos debemos hacerlo en la fe del hijo de Dios, pues en Cristo ya tenemos ciudadanía celestial, ya somos hijos, y el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades, además en nuestra debilidades el poder de Dios se hace presente y podemos vencer gracias a Él.

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

2 Corintios 12:9-10

Además aun cuando pecamos, el Espíritu trae convicción de pecados a nuestras vidas y así podemos ir a Él en arrepentimiento y fe, como dice Juan en su primera carta:

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

1 Corintios 1:9

Esta nueva naturaleza de vida se encuentra capacitada para obedecerle y servirle como El lo desea.  No existen excusas livianas como reclamos por tener que hacer cosas que no se puede, el Cristiano puede, en las fuerzas de Cristo, obedecer a su señor, doblegar su carne y honrar en santidad al santo Padre.

Es por esto que Pedro comienza diciendo  “por tanto”, podríamos decirlo así: “Ya que ustedes  hoy son nuevas criaturas, nacidas con una nueva naturaleza, la de Dios, y solo a través de su palabra, deben y pueden hacer…”

Abandonar la malicia.

Es un común mandato bíblico el acto de dejar, abandonar, desechar, librarse, eliminar, dejar el pecado, la malicia, las distracciones, las envidias, los celos, en conclusión todo pecado.

Aquí lo vemos claramente, el sentido de Pedro es el de desvestirse, quitarse las ropas que están sucias con pecados. Es una  marca en un Cristiano, si has nacido de nuevo comenzaras a limpiar tu vida, sabrás que ya eres del señor, sin embargo comenzaras a desvestirte de esas ropas las cuales están podridas, sucias, ante los ojos no de los hombres, sino que ante los ojos de un Dios que es santo y perfecto.

Pablo lo expresa también así en Efesios 4:22

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,

Es una responsabilidad del creyente el atender las palabras de Pablo. Nuestra ropa, debido a nuestra aun viva carnalidad debemos someter a la voluntad de Dios con fe y en adoración a nuestro Señor por la salvación que Él ya nos ha regalado. Él cristiano debe despojarse de las acciones y de los deseos internos, los afectos, que batallan contra el alma. Si el cristiano quiere crecer, si ha orado mil veces a Dios para que este le haga madurar, le ayude a no pecar, le quite esos pecados duros con los cuales siempre cae y de los cuales se avergüenza, es necesario que él se despoje, que el cristiano deje esas ropas. Es necesario que odie la maldad, que aborrezca con su corazón el pecado y así entienda la realidad de lo que significa mantener esos pecados predilectos” en la oscuridad, no hay victoria, no hay gozo, no hay paz, pues debajo de la roca aun estas guardando los gusanos, baratas, arañas. Es necesario que quites esa ropa de tu cuerpo.

Pedro después dirá: Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, 1 Pedro 2:11

¿Que tiene esta vestimenta que debe ser desechada?

Dice el texto cosas que a primera vista quizás nos parecen lejanas, pecados que incluso en algunos casos leemos como “menos importantes” o pecados “ya superados”, sin embargo al mirarlos y contrastarlos con nuestras vidas veremos como de forma sutil, quizás, estos pecados deben ser desechados de nuestras vidas. Pedro usa la palabra “toda” siendo un absoluto el punto de que el pecado es blanco o negro. No hay espacios para dejar con manchas debido a las circunstancias difíciles. Todo lo que vaya en contra de la voluntad de Dios debe ser desechado.

Toda malicia: La malicia es, conforme al contexto del amor a los hermanos, actuar de mala voluntad, con deseos egoístas y realmente desinteresados en el bien del otro. Es un deseo ni si quiera de indiferencia, sino que voluntariamente busca hacer daño, generar pecados en el otro, rabias, tristezas, cargas al prójimo. Por simple hecho de no buscar y hacer el bien a nuestro hermano, ya estamos actuando con maldad de corazón. Lo que se ve ahora es parte de ese tipo de malicia. Todo engaño: El engaño es el actuar o pensar usando mentiras, omisiones e incluso algunas verdades manoseadas como por ejemplo para el fin de obtener beneficios personales. Hipocresías, envidias: Esta vestimenta esta tan sucia, que no solo incluye malicia y engaño, también incluye hipocresía, fingir ser algo que no se es. Somos hipócritas cuando hemos dañado a nuestro hermano, y aquí sin embargo cantamos, levantamos las manos e incluso traemos nuestro servicio al Señor y sabemos que la relación está quebrada.  Los Fariseos eran expertos en esto: Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí.

Pues en vano me honran,

Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.

1 Pedro 2:1-3

Y de toda calumnia: Hablar de otro, sin que esté presente es peligrosos, haciendo referencias de su carácter, de sus palabras o incluso de su conducta es muy peligroso y por lo general es pecado. Y aunque muchas veces por “el bien de la iglesia o del hermano” realizamos calumnias con algunos hermanos más “maduros” estamos pecando, y así como Uza por una buena intención, murió al instante, es como nosotros, con una buena intención de “cuidar la iglesia”, levantamos calumnias y pleitos para con nuestro hermano. Generamos un malestar, una mala actitud de otros hacia él. Como fruto de ser hipócritas y envidiosos, la lengua es el mejor remedio para dejar mal a esa persona. Buscaremos sus faltas y detalles y así lograremos dañarla y dejarla mal con su entorno. Hermano por lo tanto debemos desvestirnos de esto. Odiar al pecado, aborrecer el mal en todas sus formas, a pesar de que nos deseemos justificar por el clima, la época del seño etc. La escritura no manda aquí a dejar de hacer esto. Arrepintámonos confesando nuestros pecados a Cristo, vayamos donde nuestro hermanos y pidamos perdón también, dejando así nuestra maldad, las ropas asquerosas que ensucian el blanco vestido de la novia que Dios nos ha dado como Iglesia amada para su hijo. No nos quedamos, ni vamos a dormir, con la ropa sudada y sucia luego de un largo partido de futbol, al otro día no iremos con esas mismas ropas a la oficina, tampoco debe ser así con nuestra vida espiritual.

Necesitamos atender entonces a este llamado para alcanzar madurez real y estar preparados para servir al Señor en lo que Él nos llame.

Miren esta cita de John Owen sobre esta mortificación al pecado que le compete al hombre cristiano en cuanto al cómo debemos vivir esto, con que entendimiento:

porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.

Romanos 8:13

“En un sentido, la mortificación del pecado es un evento que ya ha ocurrido. La Escritura dice que" el viejo hombre" ha sido crucificado con Cristo (Rom. 6:6). "Morimos con Cristo", dice Romanos 6:8. (Vea también Gal. 5:24.) Esto ocurrió en el momento cuando nacimos de nuevo (Rom. 6:3-8). Sin embargo, cada creyente tiene todavía los remanentes de la naturaleza pecaminosa que buscarán continuamente expresarse. Es el deber de cada creyente hacer morir los remanentes de esta naturaleza pecaminosa. Esto debe ser hecho continuamente para que los deseos de la naturaleza pecaminosa no sean satisfechos. (Vea Gál .5:16)”

La mortificación del Pecado, John Owen.

Hemos visto entonces que para crecer y madurar en la fe es necesario abandonar, desechar la maldad en todas sus formas, esto lo podemos hacer, ya que tenemos la naturaleza del Padre, pero además lo debemos hacer por amor a Dios, Señor nuestro. Entonces para crecer y madurar en la bendita y gloriosa obra de Dios, se necesita: i) Ser hijo de Dios, pues así y solo así se tiene la nueva naturaleza, ii) se debe abandonar todo tipo de maldad, de pecado, acto de dejar nuestras ropas sucias atrás y usar las nuevas ropas, las de Cristo, pero también esta nueva criatura necesita iii) ser alimentada, pues con ese alimento ha de crecer de forma saludable.

II. Deseando la palabra Vv 2

Como vimos en el versículo anterior, Pedro inicia esta sesión de su carta volviendo a poner los ojos en lo que Dios ha hecho; Hacernos nacer de nuevo. Pero ahora desea que miremos un poco mas enfáticamente el cómo nos hizo nacer de nuevo, y esto fue a través de su palabra. El énfasis anterior fue que en ese nuevo nacimiento se nos dieron nuevos deseos y se nos capacito para odiar el pecado y dejarlo, pero ahora el énfasis de Pedro es la palabra de Dios, poderoso medio por el cual Dios nos salvo.

A través de la palabra de Dios, de su evangelio glorioso, es que hoy tenemos vida. Al escuchar esa maravillosa noticia el Espíritu Santo obrando un nuevo corazón al hombre pecador, el viene a morar en el escogido de Dios y le guía a toda verdad. Así el Espíritu Santo da vida  a quien estaba muerto en sus delitos y pecados. Es por lo tanto la palabra de Dios poderosa, es un instrumento único que está en las manos del creyente.

Así como el pecado nos mantiene lejos de la palabra de Dios, la palabra de Dios nos mantendrá lejos del pecado (autor anónimo). Por tanto al leer este versículo vemos claramente que Pedro ha exhortado a los hermanos a dejar esas sucias ropas y sus pecados, pero también les ha animado, no a quedarse en neutralidad, sino a llenarse ahora de la palabra de Dios. Alimentarse de verdadera y poderosa comida.

El deseo: Desead como niños.

El creyente siempre y bajo cualquier circunstancia, debe considerarse como un recién nacido, débil, necesitado y totalmente dependiente de su Padre. Es la realidad del creyente, un niño recién nacido que no puede vivir sin su alimento. Así es como debe ser el concepto de nosotros mismo, un concepto real y de honra a Dios, ser pequeños e inmaduros bebes que necesitan de su comida. Si no nos vemos realmente así es porque no necesitamos madurar, por tanto no necesitamos desear esa leche espiritual, esto es sinónimo de necedad.

No hay aquí un llamado a vivir como inmaduros, y así justificar nuestros pecados, sino a demostrar a través de nuestra dependencia a Dios que somos niños pequeñísimos deseosos de ser alimentados por su palabra.

Pedro usa la palabra niños, refiriéndose a recién nacidos. Soy padre de cuatro hermosos hijos y cada uno de ellos al nacer han llorado y deseado con tantas fuerzas la leche de su madre que al leer estos textos puedo, en parte, entender el deseo que debemos mantener vivo en nosotros, no como una vacía obligación, sino que al ver la grandeza del alimento debemos desear el ser alimentados por Dios.

Se dice de Sócrates:

“Oh Sócrates, ¿podría usted ser mi maestro?”. Sócrates le respondió: “Sígueme”, y se volvió y camino en el mar. Continuó caminando y caminando, y el joven continuó siguiéndolo y siguiéndolo. Deseaba mucho tener al maestro Sócrates como mentor. Finalmente, llegaron a la profundidad en la que el agua tocaba justamente el borde de sus labios. Sócrates entonces dio la vuelta y colocó ambas manos sobre la cabeza del joven y lo empujó debajo del agua. El joven, queriendo ser un estudiante obediente, permaneció debajo del agua por un poco de tiempo. Pero pronto comenzó a escupir y a chisporrotear a su alrededor mientras cogía aire. Durante ese tiempo, Sócrates, quien evidentemente era fuerte, lo mantenía debajo del agua. Pronto el joven comenzó a soplar grandes burbujas y agitarse enloquecidamente. Finalmente, Sócrates retiró sus manos de su candidato a estudiante, quien saltó a la superficie del agua.

Haciendo esfuerzos para respirar y escupiendo agua de su boca, el joven frenéticamente le preguntó al filósofo, ¿por qué hizo usted eso? ¿Por qué? Sócrates le contestó: “Cuando desees aprender tanto como deseas respirar, seré tu maestro”.

Si este joven deseaba ser alumno de un simple hombre, ¿Cuánto más nosotros debemos desear tomar la palabra de Dios que ya nos ha sido manifestada y que podemos estudiar, leer, sin ningún problema legal, de traducción o de censura?

El alimento: Leche, pura y espiritual.

El alimento que Pedro desea que esto hermanos coman es la palabra de Dios. No es cualquier cosa, es la revelación del soberano Señor de todas las cosas. Esa palabra es lo necesario para que el cristiano pueda mantenerse sano y sea fortalecido para cumplir la obra de Dios.

Si a un bebe le damos a comer otras cosas, incluso alimentos más sólidos, el bebe  enfermara y morirá. El bebe necesita ese alimento puro, no contaminado. Este alimento le ayuda a tener una cercanía con su madre lo que impacta en su desarrollo emocional y sensorial, mejor nutrición pues es el mejor alimento que un bebe puede tener, diseñado especialmente para sus necesidades en general, mejor digestión ayudando a cuidar su sistema digestivo para que el bebe procese bien sus comidas y además pueda eliminar bien lo que su cuerpo no necesita, aporta de forma inmunológica pues contiene una alta dosis, natural, de protección contra ataques de bacterias, virus defendiendo al bebe de muchas enfermedades complejas.

Y así debe venir el creyente a alimentarse de la palabra del Señor, alimento que no solo hará que pueda ir creciendo de forma sana y fuerte, sino que también genera una cercanía de apego única y personal con nuestro Padre, al alimentarnos de esta palabra el Señor nos va quitando todas esas cosas que no necesitamos; pecado, nos protege también de ataques de las bacteria y de los virus del enemigo, del pecado en nuestras vidas.

Es por lo mismo que Pedro menciona dos características de esta leche la cual dice que es pura, sin engaño o no adulterada, sin modificaciones externas, y también dice que es leche espiritual o leche de la palabra.

Pedro esta por lo tanto enfatizando que este alimento es santo, es intachable, es imperecedero, es incorruptible, no es y no puede ser modificado, es eterno. El cielo y la tierra pasaran, pero su palabra no pasara, Mateo 24:35.  Esta palabra es totalmente verdadera, es un absoluto firme y solido sea Dios veraz y todo hombre mentiroso. Romanos 3:4. Es verdadero alimento, pues es voz de Dios y así es mayor que, incluso, el alimento físico, dándonos verdadera vida: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios Mateo 4:4. La palabra además viva y eficaz, tiene la vida de Dios, levanta a los muertos y los capacita para su obra, para su servicio, pero además es eficaz, cumple si o si con sus propósitos dice: Así será Mi palabra que sale de Mi boca, No volverá a Mí vacía Sin haber realizado lo que deseo, Y logrado el propósito para el cual la envié. Isaías 55:11.

III. Si habéis probado el don celestial

El propósito de ser alimentados es crecer. El cristiano necesita crecer, necesita desarrollarse como hijo de Dios. Usar sus dones, talentos, servir al Señor, como un soltero, casado, padre, trabajador, etc. El hombre debe someter la tierra, de acuerdo a Génesis 2. Este mandato solo se cumple con un carácter maduro en la fe, y esa madurez solo viene gracias al nuevo nacimiento que da nuevas inclinaciones, siendo la principal el desear conocer a su Creador, a su Señor y así ser enriquecido de su bondad para crecer y poder imitarle.

El fin del hombre es glorificar a Dios y disfrutar de Dios para siempre, pero esto no puede ocurrir, y no pasara, en el hombre llamado por Dios, de otra forma.

Queremos conquistar las naciones, salir a predicar, queremos un avivamiento… ¿pero cuántos estamos leyendo con fe y gratitud la palabra? ¿Cuando estamos verdaderamente entregando un tiempo real para que Dios nos hable a través de sus palabras en la escritura?

¿Cómo estamos aprovechando estos medios? Luego nos quejamos con Dios pues somos débiles y ante la tentación siempre caemos en lo mismo, sin embargo el medio por el cual el ha prometido que nos hará crecer y que nos fortalecerá es y será su palabra.

Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.

Oseas 4:6

El evangelio, palabra de Dios.

El evangelio esa palabra bendita de salvación, es sin dudas el inicio de la vida cristiana. Cuando estábamos nuestra maldad, cuando nuestros pecados eran complacidos sin mayor problema, cuando disfrutábamos de la mentira, de la fornicación, del robo, del dar a otros, también corríamos al infierno, sin darnos cuenta, íbamos aceleradamente a un precipicio de eterno castigo y dolor, de sufrimiento inimaginablemente atroz, pues habíamos quebrantado la ley de Dios y nos habíamos constituidos enemigos de Dios, fue en ese momento en que alguien nos dijo quien era Dios, el santo creador y justo  legislador de  nuestras vidas, y vimos nuestra culpabilidad, el peso del pecado cayó sobre nuestros hombros, pero también se nos entrego un vaso de agua en medio de ese desierto, Cristo Jesus, el perfecto hijo de Dios, había vivido sin pecado, había muerto como el peor de los pecadores y había resucitado para una nueva vida eterna de plena dicha, nos dijeron que todo aquel que depositaba toda su fe en dependencia, creyendo en Cristo, arrepentido de sus pecados y confesándolos a Dios, era recibido por Dios, pues el no echa a nadie fuera, recibiendo así la vida perfecta de Cristo y perdón de pecados, pues Cristo los pago en la cruz obteniendo una promesa real de vida eterna en su resurrección.

Que gloriosa noticia, que inmensa misericordia, que más nos queda que postrarnos y adorar por tanto amor.

Si es que has gustado la bondad de Dios, persevera en conocerle a través de su palabra.

Hermanos, Si en verdad hemos probado la bondad de Dios, si hemos sido impactados ante el glorioso y maravilloso evangelio de la gracia de Dios, entonces debemos:

Reconocer y volver a mirar de donde fuimos rescatados y como es que Dios nos ha dado nueva vida hoy. Así, por gratitud y honra a Dios, debemos eliminar, desechar, toda maldad de nuestras vidas y arrepentirnos de nuestros pecados ante Dios. Reconocer que nuestra monótona vida, nuestras faltas se han hecho de nuestra vida un fruto agrio y triste ya que no estamos siendo alimentados por la leche maravillosa de la palabra de Dios. Siempre estaremos con esa anorexia espiritual. Por tanto debemos buscar el crecimiento que viene solo de la incomparable palabra de Dios. ¿Pero eres tu salvo?, ¿Has nacido de nuevo?, ¿Deseas ser alimentado de la palabra de Dios? Necesitas arrepentirte de tus pecados, cree en Cristo y serás salvado y tendrás nueva vida, mira tú pecado y por favor arrepiéntete ante Dios de haber ido en contra de sus mandatos, ruégale que te de salvación, que te de nueva vida, que cambie tu duro corazón y que te ayude a anhelar fervientemente su santa y bendita palabra, ese alimento por el cual el hombre sencillo y el sabio encuentran  descanso, ayuda y crecimiento para su vida.