¿Honran ustedes a Dios con sus relaciones? (Mal.2:10-12)

Continuamos con la serie de Malaquías: ¿A quién honran ustedes? Nos encontramos en el quinto sermón de este libro de la Biblia, que si tuviera que tener algún subtitulo sería: “Malaquías el profeta que revela nuestro pecado”. Este libro sin duda que puede ser usado como un manual de corrección y disciplina para una Iglesia e incluso para los padres. Al inicio de toda la exposición del profeta el mensaje principal es: Que Dios ama a su pueblo de forma incondicional. Sin embargo, Israel duda del amor elector del Señor, y este pecado se transforma en la debacle moral y espiritual para el pueblo judío. Menosprecian las ofrendas traídas al altar, profanan los medios que Dios estableció para estar cerca de ellos y proporcionar la expiación por los pecados. Los sacerdotes en lugar de apartar al pueblo de iniquidad e instruirles en justicia no hacen más que maldecir con su presencia y sus palabras al pueblo de Israel. El sermón anterior se concentraba en como los sacerdotes e Israel han pecado en contra de Dios, ahora Malaquías nos mostrará como los pecados contra el Señor se traducen en pecados entre ellos mismos, y como esto afecta sus relaciones sociales y sobre todo sus matrimonios.

  1. Dios: la verdadera fuente de fidelidad

En el sermón anterior podíamos observar como Dios removería su bendición sobre los sacerdotes y finalmente sobre Israel por sus constantes pecados, al ver esta realidad los Israelitas claman a Dios, como observamos en el verso 13, ellos cubrían el altar de lágrimas, llantos y gemidos, pero el Señor ya no los escucha. Ellos preguntan a Malaquías, ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué el Señor no nos escucha si nos derramamos delante de él?

Debemos recordar hermanos que Dios no retira su bendición por un mero capricho. Cuando pareciera que él no nos escucha, lo hace siempre por una razón, como fue el caso de Job, muchas veces para enseñarnos paciencia y moldear en nosotros un carácter semejante a él, para darnos la capacidad de deleitarnos y disfrutar de su presencia, y no las cosas de este mundo.  Pero bíblicamente, y sobre todo en el libro de Malaquías, Dios no responde a nuestras oraciones porque hay pecado en nuestras vidas, más bien siempre habrá pecado, porque aún no estamos libres de la presencia del pecado hasta que el Señor nos transforme, pero debemos entender que nuestras oraciones y contacto con Dios dependen proporcionalmente de la lucha que tenemos en contra del pecado.

En definitiva, lo que interrumpe tu comunicación y comunión con Dios no es la presencia del pecado en tu vida, sino la tolerancia que tenemos al pecado.

Cuando nos acomodamos a un comportamiento pecaminoso, Dios se aleja de nosotros perdemos comunión con él (es el caso de Adán y Eva; Moisés al no entrar en la tierra prometida y Ananías y Safira), y la evidencia aterradora es que él no escucha nuestras oraciones, podríamos gemir y llorar, pero lo que se requiere es un arrepentimiento genuino y una decisión del corazón de dar gloria a su nombre. Pero otra consecuencia añadida es que perdemos la comunión entre nosotros, y este es el caso del Israel del tiempo de Malaquías, Dios estuvo ausente 400 años hasta que Dios mismo se encarnó, anduvo entre ellos para unir lo que se había separado, para buscar lo que se había perdido.

¿Cuál era el pecado en concreto que entorpecía la comunión de Dios con Israel? LA INFIDELIDAD. Deuteronomio nos describe con exactitud la condición de los judíos:

Despreciaste a la Roca que te engendró, y olvidaste al Dios que te dio a luz. Y el SEÑOR vio esto, y se llenó de ira a causa de la provocación de sus hijos y de sus hijas. Entonces Él dijo: "Esconderé de ellos mi rostro, veré cuál será su fin; porque son una generación perversa, hijos en los cuales no hay fidelidad (Det. 32:18-20)

Y esa infidelidad hacia Dios, se evidencia en deslealtad unos contra otros (v.10), si deseamos en observar un pueblo Fiel al Señor, necesariamente observaremos y palparemos la fidelidad entre hermanos. Lamentablemente los Israelitas se estaban mordiendo y devorando los unos a los otros, por eso el Señor no los escuchaba, iban al templo a orar, lloraban, gemían, pero la misma misericordia y fidelidad que ellos anhelaban del Señor, no la desplegaban entre sus hermanos, el contacto y comunicación que añoraban con Dios no la ansiaban con sus hermanos, amados, el nivel de cercanía a Dios es directamente proporcional al amor genuino que tenemos por el pueblo de Dios, si amas a Dios, amas a su pueblo, porque él habita en medio de ellos.

El amor genuino no es sólo vertical, es imposible expresarla en una sola dimensión, ella se expande hacia lo horizontal, el amor a Dios se desborda hacia nuestros hermanos. Si pensamos que podemos amar a Dios y no a aquellos hermanos que son diferentes a mí, que no tienen exactamente las mismas creencias en cada uno de los ámbitos de la vida, que tienen diferentes tendencias políticas, diferentes personalidades, diferentes formas de crianza para los hijos, diferentes costumbres, si es así, entonces estamos dudando de la unión indisoluble de Dios con su pueblo que Cristo logro a través de su preciosa sangre, dudamos de la fidelidad de Dios hacia pueblo, transformándolo y moldeándolo a su imagen, dudamos que Dios este obrando en ellos y la verdad de Dios no está en nosotros, y nos hacemos mentirosos(1 Juan 2:4). Amados recordemos que aún las Iglesias más puras desde este lado del cielo están sujetas al error y a las impurezas, las Iglesias locales, son manifestaciones imperfectas y parciales de lo que seremos en el futuro, somos un obra en construcción, pero lo que debes recordar es que esta obra está a cargo del mejor obrero, el Espíritu Santo, quien nos une directamente con el Hijo y el Padre, no olvides que el Señor ha establecido su Reino en medio de tu congregación, y tú has sido llamado para confirmar y supervisar esta obra en construcción, a través de la predicación del evangelio y la práctica de los sacramentos (Jonathan Leeman).

Cuando existan dudas de lo que representa la Iglesia recuerda estas palabras: Según Isaías 43:7 la Iglesia ha sido creada para su Gloria, cada vez que menosprecias a tu hermano, estás despreciando a un portador de la Gloria de Cristo, Efesios 1:12 dice que somos la alabanza de su Gloria, por lo tanto, cada persona que ha venido a ser redimida por Cristo, y que ha sido injertada a la vid es alguien significativo para nuestro Dios, aun a los incrédulos los vemos desde una óptica diferente estando en la Fe, porque nuestra verdadera humanidad sólo la encontramos en quien dio origen a la humanidad, Dios, todo intento del hombre de aferrarse al concepto de humanidad pierde sentido si no la encuentra en él, del mismo modo, tu concepto de prójimo, de hermano, de amigo, se extravía cuando olvidas que cada uno de los componentes de la Iglesia reflejan la Gloria de Cristo en la Cruz del calvario, no olvides que la santificación es un proyecto de comunidad, tu crecimiento espiritual depende de tu relación con tu prójimo, y ¿quién es tu prójimo? ¡Alguien que Dios pone cerca de nosotros para probar nuestro crecimiento en Cristo! Nos llenamos la boca diciendo que el amor bíblico es una decisión, y lo es, el Señor en el libro de Malaquías les pedía a los sacerdotes que decidieran de corazón dar gloria a mi nombre, pero constantemente nos olvidamos de la definición de amor que hallamos en las escrituras:

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros” (1 Juan 4:10-11)

El amor entonces quiere decir, que Dios eternamente se dio hacia su pueblo, él ama a causa de sí mismo, él nos da de su gracia, refleja sus virtudes y su carácter en nosotros, y nos hace “amables” para su gloria, de otra forma no nos podría amar, cuando Dios ama él sale en busca de sí mismo desplegando de su imagen en nuestros corazones, y cuando creemos que Dios nos ama, creemos indefectiblemente que nos ama por las virtudes y méritos de Cristo, de la misma manera debemos considerar a nuestros hermanos, amarlos de forma incondicional por la virtudes y ,méritos de Cristo por su vida, muerte y resurrección, eso debería estremecer nuestro concepto de amor, cantamos ¡Oh maravilla de su amor, por mí murió el Salvador¡ pero recuerda que esa muerte, esa justificación, no sólo te pertenece a ti, sino también a tu hermano en la Fe, por ende compartimos algo que nos debe unir entrañablemente, somos objetos del amor de Dios, y así como Cristo se entregó por nosotros, nosotros debemos entregarnos por su Iglesia, por ende, entregarte por tu hermano.

¿Cuáles eran los pecados en específico que los Israelitas estaban cometiendo y siendo infieles en contra de sus hermanos?

Y me acercaré a vosotros para el juicio, y seré un testigo veloz contra los hechiceros, contra los adúlteros, contra los que juran en falso y contra los que oprimen al jornalero en su salario, a la viuda y al huérfano, contra los que niegan el derecho del extranjero y los que no me temen--dice el SEÑOR de los ejércitos” (Malaquías 3:5)

¿A qué hace refiere el texto con Hechiceros? Al unirse en matrimonio con mujeres extranjeras habían adoptado prácticas paganas, en este caso la hechicería, ¿Qué nos enseña esto?, que no sólo dudaban del amor elector de Dios, sino que también dudaban del poder del Señor, confiaban en los poderes ocultos y misteriosos de los pueblos paganos, en vez del todopoderoso Dios,  Pablo mismo en el Nuevo Testamento cataloga este acto como una obra de la carne (Gal. 5:20), y probablemente practicaban estos sortilegios para influenciar negativamente al pueblo de Dios. Además, eran adúlteros, juraban en falso, oprimían a los trabajadores, negaban la ayuda al huérfano, a la viuda y al extranjero, que eran parte del ABC de los mandatos de Dios para la comunidad judía.

 En la primera parte de Malaquías observamos como el pueblo peca directamente en contra de los primeros 4 mandamientos del decálogo, no aman a Dios, tienen ídolos en su corazón, toman su nombre en vano, han abandona la adoración debida en el día de reposo, pero ahora se nos muestra como han denigrado los otros 6 mandamientos que hablan de su relación con sus hermanos. Cuando los pueblos de esta época iban a la guerra cada uno de ellos llevaba la bandera del Rey o la bandera de sus dioses, y en ella iba inscrito el decálogo de ese rey o dios para su pueblo, Dios toma este elemento cultural, lo redime y lo hace perfecto para su pueblo en los 10 mandamientos, pero el rechazo del Israel del tiempo de Malaquías a cada uno de estos preceptos es síntoma de una realidad espantosa: Dios ya no era su Dios, ni tampoco su Rey, su bandera ya no se enarbolaba sobre su pueblo.

El alma de Israel era materialista e indiferente a la gloria de Dios. Ellos debían llevar a cabo una transformación de la cultura de los pueblos paganos a través de su devoción hacia Dios, pero en lugar de ser la Iglesia influyente de la época, en lugar de ser el barco que contenía la presencia de Dios para el mundo, habían dejado que el mal, la influencia del mundo entrará y contaminará toda la cosmovisión y pensamiento del pueblo. ¿Cuál era la solución a esta tragedia? Dios les recuerda quienes son, cuál es su origen y quien es él para ellos. (v.10)

¿No tenemos todos un mismo padre? Dios era su Padre (Isaías 63:16), por lo tanto, eran hermanos, Dios quería con esto que recordarán que lo que los vinculaba no era que perteneciesen a una misma etnia, o que tenían el mismo dialecto, o que fuesen parecidos físicamente, o que tuvieran una historia en común, sino que tenían un mismo Padre, ese debía ser él agente motivador para que se mantuvieran unidos y fueran fieles entre ellos ¿No nos ha creado un mismo Dios? Aquí el Señor no hace referencia a la creación de la humanidad, sino a la creación de la nación de Israel, cada uno de ellos tenía el mismo origen en Dios. Malaquías está hablando del hecho de que Dios tiene a un pueblo propio, que él está unido a Israel de una forma especial en comparación con los otros pueblos de la tierra, a ellos solamente los había amado, y ellos debían recordar la imagen de su creador en sus hermanos. Malaquías finalmente se pronuncia y dice ¿Por qué, pues, nos portamos deslealmente el uno contra el otro, profanando el pacto de nuestros padres?

Al ser infieles violaban el pacto de unidad del pueblo de Dios, y, por tanto, violaban el pacto que Dios había hecho con sus antepasados. Al pecar los unos a otros pecaban en contra de Dios, manifestaban horizontalmente lo que estaba sucediendo detrás de escena, un abandono en su relación vertical con Dios, y algo curioso en este texto es que por primera vez Malaquías, se identifica con el pecado del pueblo, al igual que Nehemías y Esdras, este profeta del Señor, muy sabiamente, entendiendo el propósito de Dios en estas palabras, se dispone él mismo como una ilustración, como un ejemplo de lo que el Señor deseaba para ellos, que estuvieran unidos, que fuesen fieles, para de esta forma apartarlos de iniquidad, así el mensaje cobra mayor fuerza, sentido y credibilidad para los Israelitas.

No hay expresión más frecuente en la Biblia que esta: “Vosotros me seréis por pueblo y yo seré a vosotros por Dios” (Ezequiel 36:28; Apocalipsis 21:8). En muchos sentidos, esta frase resume el propósito de Dios para la humanidad, que el hombre pueda glorificar a Dios y disfrutar de él para siempre. El relato de la Biblia es sencillo, Dios sigue buscando, encontrando y reuniendo un pueblo propio a pesar del pecado y rebelión de los hombres. Malaquías aquí establece un principio, la gente pierde el contacto con Dios, cuando se comportan deslealmente con otros pertenecientes al pueblo de Dios. Una imagen del Nuevo Testamento nos ayuda a entender mejor este concepto. Si un órgano es separado del resto del cuerpo, muere. La Iglesia es semejante a un típico fuego alimentado por carbón, la brasa que se cae del fuego se enfría rápidamente. Un creyente se aleja de Dios cuando deja de tener comunión con otros creyentes. Una Iglesia local puede morir cuando sus miembros se alejan de la comunión que el Espíritu Santo brinda en medio de la congregación. Malaquías entonces nos propone que pecar, de cualquier forma, contra nuestros hermanos en Cristo, es una fuente que impide la verdadera bendición de Dios.

¿Por qué importa ser Fiel? La respuesta no está en nosotros, está fuera de nosotros, en Dios, en su carácter. Él es la verdadera razón de nuestra fidelidad en cada ámbito de nuestra vida. Su palabra dice que él permanece fiel, él no se niega a sí mismo (II Timoteo 2:13); su fidelidad es inmutable, él nunca olvida, él nunca decepciona, nunca pronuncia su palabra con vacilación, nunca renunciará a ella, él es el Testigo Fiel y verdadero, él no es hombre para mentir, las escrituras dicen muchos hombres proclaman su propia lealtad, pero un hombre digno de confianza, ¿quién lo hallará? (Prov.20:6); y la verdad es que nosotros no lo hallamos, él nos encontró a nosotros y nos hizo parte de su pueblo, nunca han decaído sus misericordias nuevas son cada mañana, las estaciones del año siguen presentes, el día y la noche no han variado, las estrellas siguen en el firmamento, él prometió Salvación y nos envió a su Hijo a morir por nuestros pecados. Si deseas ser fiel al pueblo de Dios, mira la fidelidad de Dios para contigo:

Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro (1 Cor. 1:9)

Si estas unido a Jesucristo, él te ha unido al Espíritu Santo, y según Filipenses 2, si estás unido al Espíritu Santo él te ha unido a su pueblo para que tengamos un mismo sentir, un mismo corazón, un mismo latir, cada vez que veas un acto infiel de algún creyente, recuerda que lo que sostiene tu comunión con Dios y su pueblo es su fidelidad, sé fiel a Dios, sé  fiel con aquellos con los cuales pasaras la eternidad adorando al Rey de reyes y Señor de Señores, y sé infiel al mundo y sus deseos.

La palabra del Señor nos invita a amarnos, preferirnos, recibirnos, amonestarnos, saludarnos, servirnos, alentarnos, exhortarnos, hospedarnos, estimularnos en amor los unos por los otros, la base es que Jesucristo hizo esto primeramente por nosotros, su fidelidad fue manifiesta en cada segundo que vivió obedeciendo al Padre en nuestro favor. De forma recíproca nosotros actuamos de la misma forma por quienes son recipientes de la Gloria de Cristo. Según Romanos 1:31 por naturaleza somos desleales, pero Jesucristo vino a la tierra, nos dio la Gloria que su padre le entrego a él para que seamos uno, para que seamos fieles los unos a los otros, como el Hijo y el Padre son uno, amados, la Iglesia, nosotros, somos una parábola viviente de la naturaleza divina de nuestro Dios. Recuerda esto: nuestra evangelización, nuestra exposición del evangelio de Cristo, depende en gran medida de la unión que tenemos los unos con los otros:

para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:21)

Por lo tanto, no dejes de congregarte, es un servicio básico y mínimo para tus hermanos, recuerda que el día del Señor como decían los puritanos es el día del mercado del alma, es el lugar donde venimos a comprar la verdad gratuitamente, porque Cristo la obtuvo por nosotros mediante su sangre, es el punto culminante de la semana, es nuestra preparación para ser fieles en nuestra adoración a Dios durante toda la semana, no trivialices este día, y no hagas de este tiempo algo vacío e irreverente al Señor, busca la verdad en amor junto con otros creyentes, no pongamos muros tan altos que nadie pueda incorporarse a esta Iglesia local, pero tampoco renunciemos a los principios vitales de la creencia y practica cristiana, por un celo erróneo de mantenernos unidos, recordemos que lo que nos une es su fidelidad, es decir, la verdad fundamentada en el evangelio, tener muros bajos es semejante a tener cabras en un terreno demasiado grande, su salvajismo sigue siendo el mismo que las cabras que están fuera del cerco, que se sepa que aquí hay ovejas del buen Pastor, que amamos profundamente la verdad, y que hay un temor reverente por su Palabra.

  1. Destruyendo un diseño perfecto

Deslealmente ha obrado Judá, y una abominación se ha cometido en Israel y en Jerusalén; pues Judá ha profanado el santuario del SEÑOR, que El ama, y se ha casado con la hija de un dios extraño” (v.11)

Si queremos saber cómo destruir una congregación, en los ingredientes no debe faltar la formación de matrimonios mixtos. La infidelidad del pueblo de Israel hacia Dios también se reflejaba en la formación de los matrimonios, los Israelitas se estaban casando con mujeres asdoditas, amonitas y moabitas, cosa que el Señor dejo expresamente prohibido en su palabra:

no contraerás matrimonio con ellos; no darás tus hijas a sus hijos, ni tomarás sus hijas para tus hijos. Porque ellos apartarán a tus hijos de seguirme para servir a otros dioses” (Det. 7:3-4)

Los matrimonios mixtos fueron el cáncer que Esdras y Nehemías combatieron, parecía que este pecado se había extirpado, pero de tiempo en tiempo este comportamiento reaparecía para socavar las bases de la sociedad Israelita.  La prohibición del Señor no tiene que ver con racismo, recordemos que todos nuestros impulsos etnocéntricos han sido crucificados con Jesucristo, el asunto era mucho más profundo. Como dice este texto de Deuteronomio, la unión en matrimonio con otros pueblos haría que Israel fuera en pos de otros dioses, es decir, el peligro latente era adquirir una cosmovisión diferente, una cosmovisión alternativa a la que el Señor había dado. Malaquías conecta este pecado con la profanación del  santuario, en el libro de Nehemías podemos ver al sacerdote Eliasib emparentándose con los enemigos de Israel, específicamente con Tobías, y preparándole un aposento dentro del templo, en el lugar donde se resguardaban las ofrendas, es decir, los enemigos de Dios estaban viviendo dentro de la casa de Dios, todo esto por consecuencia del pecado de matrimonios en yugo desigual, ahora dirás, bueno quizás este pecado era grave en este periodo, los Israelitas se sobrepasaron colocando gente idólatra dentro del templo, eso no pasaría en esta época, sin embargo, recordemos un principio fundamental ¿Cuál es actualmente el santuario del Señor? Nuestros corazones, nuestros cuerpos, somos templo del Espíritu Santo; por lo tanto, cuando un creyente se une a este tipo de relaciones, está profanando el lugar donde él habita, el lugar que él ama, nuestros corazones, y cuando hablamos de yugo desigual se puede replicar a relaciones de amistad íntima con los incrédulos o abrazar cosmovisiones humanas.

Este pecado evidencia la raíz del problema de Israel: querían vivir una vida independiente a Dios, ellos querían redefinir el concepto de matrimonio bíblico. Observemos la última frase del texto (v.11), “los judíos se han casado con la hija de un dios extraño”, la  importancia de este pasaje es fundamental para comprender el mensaje que Dios tiene para Israel y para nosotros, Dios les dice que estos pueblos tienen un padre, y que son fieles a los designios de esos dioses, y si ustedes se unen a ellos, lo que sucederá es que ustedes vivirán como si tuvieran dos padres, lo que teológicamente no tiene sustento, o somos de nuestro Padre Dios o del padre de mentira, el diablo. En vez de preferirse entre ellos, como un pueblo unido, en torno a un padre amoroso, ellos optan por unirse a mujeres idólatras, y las razones están fundamentadas en su lujuria y en otros casos estos hombres usaban el matrimonio como un trampolín para su ascenso social y para sus propios negocios.

Hay teólogos que insisten en que esta separación se debía a que Dios deseaba que Israel mantuviera sus costumbres como etnia, sin embargo, este mandamiento tenía que ver con la fe de los pueblos, y esto sigue vigente para nosotros, Pablo nos llama a que no nos unamos en yugo desigual con los incrédulos. El asunto de fondo es la compatibilidad bajo el mismo credo.

A lo largo de las Escrituras podemos ver diferentes ejemplos de cómo el Señor instó a su pueblo a mantenerse puro matrimonialmente, cuando Abraham tiene a Isaac él se preocupa de buscarle esposa dentro de su parentela, Isaac hace lo mismo con su hijo Jacob, hay quienes dirán, pero ¿qué pasa con José quien se casó con Asenat hija de potifera sacerdote de On? Pues recordemos que su caso es sumamente especial, él no podía volver a su pueblo a buscar esposa, debía servir en Egipto, y por otro lado toda la tragedia acontecida en su vida, Dios lo había transformado en bien, y su influencia en Egipto fue tal, que los Egipcios temían de su Dios, por lo tanto, podemos asumir que su esposa llegó a conocer la fe por medio del testimonio previo de José, lo mismo con Rut, ella dejó a los dioses de Moab y sirvió al Dios de Booz, lo mismo con Rahab, cada ejemplo del Antiguo Testamento nos muestra que si un extranjero se unía a Israel, lo hacía dejando sus dioses y la cosmovisión de su pueblo.  ¿Qué era lo que buscaba el Señor con este mandamiento?

Acompáñenme a Levítico 19:19

Mis estatutos guardaréis. No ayuntarás dos clases distintas de tu ganado; no sembrarás tu campo con dos clases de semilla, ni te pondrás un vestido con mezcla de dos clases de material”

Lo que el Señor quiere con estos mandamientos es conservar la santidad de su pueblo. El encabezado de este capítulo de Levítico nos dice que Dios desea un pueblo Santo, apartado, no mezclado, un pueblo para sí mismo, fiel a él y sus preceptos, y él utiliza estos poderosos ejemplos para darles a entender una verdad fundamental, un buey y un asno no podían estar en el mismo yugo, porque la forma de caminar del buey es siempre recta y constante, en cambio el asno cuando desea se detiene, las semillas al mezclarse provocan en conjunto de las plantas,  así estas crecen y sus pólenes se mezclan, obteniendo finalmente una simiente espuria, produciendo una flor de menor calidad a las originales; no hay problema es mezclar lana con lino, lo único que eso nos muestra es que comprendan las consecuencias de servir en un yugo desigual. ¿Y para qué es un yugo? El yugo es utilizado en las Escrituras como un concepto que alude a la servidumbre. Por ejemplo, se nos dice que Israel estuvo bajo el yugo de Madián, o que nosotros estuvimos bajo el yugo de pecado, el Señor nos dice llevad mi yugo, en sí mismo, el concepto yugo no es malo bíblicamente, el problema es que todos estamos bajo un yugo, la pregunta es sí bajo el yugo de Cristo, o bajo el yugo de pecado.

Cuando un hermano(a) se unen en pacto matrimonial con un incrédulo, esa persona se está oponiendo a la palabra de Dios de forma deliberada, está deformando el diseño de Dios para el matrimonio, la persona incrédula es un ídolo en su corazón. Esa atracción, delata lo que verdaderamente habita en el santuario de nuestros corazones. Por otra parte, quien se une en yugo desigual no evangeliza, como algunos piensan, sino que le demuestra al incrédulo que los mandamientos del Señor no son importantes, degrada el evangelio de Cristo, y no está procurando el bien espiritual de ese incrédulo, piensa conmigo lógicamente, si un creyente se casa con un incrédulo está diciendo que puede compartir toda su vida aquí en la tierra con alguien que no ama a Dios, pero que compartirá toda la eternidad con los santos en las Bodas del Cordero, es totalmente irracional.

Cuando un creyente se casa con un incrédulo no sólo está siendo desleal a Dios, sino también al pueblo de Dios, acaso ¿él no nos mandó a “preferirnos” los unos a otros?, entonces, cuando observas a los hijos de tus hermanos no los denostemos, porque pueden ser tus futuros yernos o nueras, prefiere que tus hijos se casen con otros hijos de la Fe, antes que con incrédulos, pensarás es que a mí no me caen bien estos hermanos, no se sí pueda ser familia sanguínea con ellos, escúchate, por favor hermano, ya eres familia de tus hermanos, con un vínculo más fuerte que el sanguíneo, Cristo vino al mundo a ser tu hermano mayor, a introducirte en la familia de la Fe, siendo primariamente enemigos de él en un principio, si tus hermanos llegan a ser un día tu familia sanguínea, gózate porque el pueblo del Señor se seguirá perpetuando en fidelidad a él, haremos descendencia para Dios, ¡que impresionante y que privilegio! Ser agentes que contribuyen a que Dios siga conservando y apartando un pueblo para sí.

Si un creyente se casa con un incrédulo, ¿podrán los esposos amar a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia? ¿Podrán las esposas someterse a sus maridos como Cristo se sometió al Padre? Dicho creyente estará destruyendo un diseño perfecto, querido hermano, querido amigo, te tengo una mala noticia, el matrimonio es un invento de Dios, “el mundo no puede saber lo que es un matrimonio sin aprenderlo de Dios” (John Piper).

Recordemos que el  Matrimonio es la unión de un hombre y una mujer, quienes buscan glorificar a Dios con sus vidas, a pesar de su condición de pecadores, por medio del Evangelio de Cristo, Dios ha encargado a los matrimonios cristianos mostrar al mundo lo que es el matrimonio, no podemos dejar esto en manos de los incrédulos, el matrimonio es una parábola viviente del evangelio, según Efesios 5, nuestra unión matrimonial representa la unión de Cristo y la Iglesia, ni más ni menos.

Amado hermano, si te casas con un incrédulo, ¿cómo darás hospitalidad en tu hogar a los creyentes? ¿cómo apoyaras la labor misionera? ¿cómo darás tus ofrendas? Y suponiendo que puedas hacer esto, tu cónyuge ¿participará de las cosas santas? Pues no, y recordemos que la santificación es un proceso que se vive en comunidad, y tu prójimo más cercano es tu cónyuge, finalmente tu matrimonio experimentara estrés y se romperá, o tú experimentaras estrés y en definitiva te alejarás del Señor.  Al final algo se terminará rompiendo, y sin duda será tu relación con Cristo y su Iglesia. ¿Cómo criaras a tus hijos?

Vamos a Nehemías 13:24

De sus hijos, la mitad hablaban la lengua de Asdod, y ninguno de ellos podía hablar la lengua de Judá, sino la lengua de su propio pueblo”

Esto significaba que los niños serían incapaces de participar en la adoración de Israel, aprender la ley con eficacia, y tampoco podrían transmitir la fe  a la siguiente generación, de modo que la futura unidad espiritual  del pueblo de Dios corre serio peligro, Dios ya no sería refugio de generación en generación. Para aquellos que tomen la misma decisión que estos Israelitas, será una guerra incesante procurar la formación de la cosmovisión de tus hijos.

Lamentablemente sobre este tema se dan mil excusas, aquí algunas de ellas: es que ella o él es una persona buena, mejor que un creyente, pero observa lo siguiente cuando usted pone un guante blanco en el lodo, no es el lodo que toma el color blanco del guante, sino que es el guante blanco el que toma el color sucio del lodo. Podrás decir, la Iglesia no tiene potestad en la elección de mi esposa, y eso es cierto, no podemos obligarte a casarte con alguien, pero Dios nos ha dado una responsabilidad y nuestro deber es advertir de las consecuencias de este grave pecado, sino indefectiblemente como dice el verso 12 nos transformamos en testigos o defensores de este pecado.

Otra excusa que constantemente es pronunciada, es que no podemos decidir a quién amar, amor es amor, él corazón tiene sus razones, yo no escogí a quien amar, nuevamente lo repetimos, bíblicamente el amor es una decisión, si fuera un sentimiento único como proclama el mundo las escrituras no dirían que las mujeres mayores les enseñen a amar a sus maridos a las más jóvenes, porque sería un sentimiento intransferible, pues no es así, cuando la palabra nos manda a amar a nuestros enemigos, a nuestros hermanos, son decisiones que tomamos en temor a Dios y con una voluntad que viene de un corazón regenerado.

Otra excusa que constantemente se presenta, es hacer una regla de un testimonio personal, fulano(a) se casó con una incrédula(o) Dios convirtió a la esposa(o) de fulano, sin duda eso puede suceder, pero las escrituras son la norma, es el manual de Dios para nosotros, es una locura vivir sin ellas.

Otra excusa es mal interpretar intencionalmente las escrituras, 1 Corintios 7:14, ¿no dice que el cónyuge creyente santifica al cónyuge incrédulo? Recordemos, el matrimonio no es un proyecto para hacer misiones, y segundo ese texto es para aquellos que ya teniendo un matrimonio uno de ellos ha sido salvado por nuestro Señor, él tiene la misión de santificar a su familia por medio de un servicio donde muestre la belleza del evangelio de Cristo a través de su testimonio, a esas personas debemos animar para que perseveren en la Fe.

Para hacer una analogía y mostrar la diferencia entre estos dos casos, recordemos dos situaciones que nos pueden ayudar a entender. Pablo viaja   aRoma, pero el navío naufraga llegando a la Isla de Malta, Dios preservó a toda la tripulación debido a la presencia del apóstol del Señor, de la misma forma, una persona estando ya casada con un incrédulo se convierte al Señor, ella bendice a su familia por su simple presencia y testimonio, en cambio un creyente que toma la decisión de casarse con un incrédulo es semejante a Jonás, quien toma un barco en dirección contraria a la voluntad de Dios, y tendrá que asumir las consecuencias de su pecado, y arrepentirse genuinamente como lo hizo Jonás para que ese navío no quede a la deriva. Estimados hermanos, Dios aprueba un matrimonio entre incrédulos, él bendice el matrimonio entre creyentes, pero él aborrece el matrimonio mixto.

Si Dios ha predestinado tu salvación, él también ha preparado una esposa o esposo para ti, no desesperes, si él nos dio a su Hijo ¿no nos dará también todas las demás cosas? Durante la primera guerra mundial muchas mujeres perdieron a sus prometidos durante la guerra, y luego de ese periodo muchas de ellas no encontraron creyentes con los cuales casarse, y penosamente fueron ridiculizadas por el mundo, sin embargo, no rompieron su pacto con Cristo permaneciendo fieles al Señor.

Si un hermano en Cristo finalmente desea casarse con un incrédulo, hazle ver por todos los medios bíblicos que esta pecando gravemente en contra del Señor, que será engañado al igual que Sansón, y debes aprovechar cada oportunidad para decirle que Dios no aprueba esa unión y tu como representante del pueblo del Señor, también la desapruebas.

Amado hermanos en busca del bien, en busca de esposo o esposa, anhela un creyente con el cual puedas hablar sobre las cosas del Señor, con quien puedas orar, alguien a quien puedas admirar su fe, no te dejes engañar por la belleza y gracia pasajera, busca a alguien con la cual puedas glorificar a Dios en tu matrimonio, una amiga(o), un hermano(a).

Ahora, para los que ya están casados en la fe, este mensaje también es para ustedes, matrimonios discipuladores, ustedes son los encargados de comunicar estas gemas a aquellos que han llegado a la fe de Cristo, matrimonios ustedes son los encargados de comunicar esto a sus hijos para que demos una descendencia Fiel a Dios, sabemos que el lazo sanguíneo no transmite la fe, pero es nuestra responsabilidad educar a nuestros hijos en la Fe. Pero, avanzando hacia aguas más profundas, ¿Cómo está tu yugo matrimonial? Es decir, ¿Cómo está tu servicio matrimonial? ¿Amados matrimonios de IBGS, están conservando el mismo yugo de servidumbre a Cristo en sus matrimonios? ¿Tu amor por Cristo y su Iglesia se ha incrementado por la influencia de tu esposo(a)? ¿El paso de tu esposo te anima a caminar junto con él cultivando una estrecha relación con Dios y su pueblo?

Como dice John Piper:

“El matrimonio no se trata principalmente de estar o permanecer enamorados. Se trata principalmente de decir la verdad con nuestras vidas. Se trata de reflejar algo verdadero acerca de Jesucristo y de la manera en que él se relaciona con su pueblo. Se trata de mostrar en la vida real la gloria del Evangelio” (John Piper)

Nuestros matrimonios deben ser parte de lo que Dios está haciendo en nuestras iglesias, mientras servimos a los demás. Te has visto quejarte con tu cónyuge diciendo, “no nos quieren en la iglesia”, mientras que la pregunta debe ser ¿Participo y sirvo en la Iglesia de modo que mi matrimonio se parece más un reflejo de la unión de Cristo con su pueblo?

Recordemos Mateo 20:27-28: “y el que entre ustedes quiera ser el primero, será su siervo; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos”. Dios ministra nuestros corazones cuando nos integramos en la obra de Dios. En Gálatas 6:9-10 leemos: “No nos cansemos de hacer el bien… y hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, especialmente a los de la familia de la fe”.  Hacer el bien puede ser agotador para nuestras almas, pero no te canses de hacerlo.

¿Cuánto tiempo le das al pueblo de Dios? ¿Apartas intencionalmente tiempo para servir con tu matrimonio en la congregación? Tenemos el reto de dar nuestras vidas en servicio a los demás bajo la dirección de Dios. Si hemos recibido de Cristo, debemos ser como Él sirviendo en su reino, y no busques excusas, diciendo que tienes hijos, sin duda, que las prioridades deberán ser revisadas y reordenadas, pero si no servimos como matrimonios, es posible que exista un aislamiento y egocentrismo, y eso producirá un cáncer en el crecimiento espiritual, toma una decisión de corazón, así como Dios les exhortaba a los sacerdotes, Dios te llama a amar a su pueblo seas soltero, casado o viudo.

  1. Un cuadro impactante de Fidelidad

Con todo lo estudiado hoy, pensarás, que infiel era Israel, que malas relaciones personales y matrimoniales mantenían, sin embargo, el mismo pecado, egoísmo y esclavitud cultural son las que nos hacen perder de vista lo maravilloso del propósito de la Iglesia de Cristo y el matrimonio.

Constantemente el Señor nos muestra a través de parábolas vivientes nuestra realidad y quien es él para nosotros. Y este es el caso de Oseas y Gomer. Dios le hace una petición a su profeta: que se casara con una ramera, para que de esta forma el pueblo de Israel pudiera ver el tipo de relación que ellos tenían con él. El Señor construye a pequeña escala su historia con su pueblo, a través de la vida de Oseas y Gomer. Y Dios le pide a Oseas que tenga hijos con ella, y probablemente, esos pequeños no eran sanguíneamente hijos de él, sino que eran hijos de fornicación, de las relaciones que tenía Gomer con sus amantes, pero el Señor le pide que los reconozca como suyos, que los ame incondicionalmente, sin tener responsabilidad sobre ellos, de la misma manera, Dios no tenía ninguna responsabilidad con Israel, pero tampoco contigo ni conmigo, nosotros éramos hijos de ira, pero la misericordia y fidelidad de Dios nos alcanzó:

¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ellas se olvidaran, yo no te olvidaré” (Is. 49:15)

Dios no se cansa de su pueblo, él no renuncia a nosotros, su amor es de largo alcance, de dimensiones infinitas, él ha decidido ser Fiel, aun cuando nosotros somos infieles, él ha decidido ser nuestro Dios, y que nosotros seamos su pueblo.

Luego de tener sus hijos Gomer decide abandonar su hogar, ser nuevamente infiel, pero observemos como Dios responde:

“Por tanto, he aquí, cercaré su camino con espinos, y levantaré un muro contra ella para que no encuentre sus senderos. Y seguirá a sus amantes, pero no los alcanzará; los buscará, pero no los hallará” (Oseas 2:6-7)

Dios le dice a su pueblo que aunque ellos busquen a sus amantes él luchará en contra de su idolatría, en contra de su infidelidad, Dios mismo cerrará el paso a Israel para que no le abandonen, de la misma manera él se ha propuesto limpiar a su Iglesia y presentarla pura y sin mancha, en base a su infinita fidelidad. Gomer salió de su hogar, pero jamás salió del corazón de Oseas, de la misma manera, si eres un escogido de Dios, él se encargará de buscarte cuando perdieras el camino, de enderezarte, de disciplinarte, porque él es Fiel.

"Pues ella no sabía que era yo el que le daba el trigo, el mosto y el aceite, y le prodigaba la plata y el oro, que ellos usaban para Baal” Oseas 2:7

Ella salía a prostituirse, y pensaba que eran sus amantes quienes le brindaban sustento y estabilidad, pero lo que no sabía Gomer era que Oseas era quien buscaba a sus amantes para sustento para que ella pudiera vivir. Amor y fidelidad sin límites, tu pensabas antes que lo que te sostenían era tus convicciones, tus ídolos, tus propias fuerzas, pues no, era Dios siendo fiel, trabajando en tu vida, porque toda dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, desciende del Padre de las luces.

Te desposaré conmigo para siempre; sí, te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en misericordia y en compasión; te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás al SEÑOR” (v.19-20)

Nosotros merecíamos el divorcio con Dios, pero el aborrece el divorcio, nuestro Señor es Fiel, él dice estaré con ustedes en salud, en enfermedad, en pobreza en riqueza, en las alegrías y en las tristezas, y él no nos dice que su pacto es hasta la muerte, él nos dice que estará con nosotros eternamente, el matrimonio de Cristo y la Iglesia, es más profunda que la realidad de nuestros matrimonios. Llegará el día en que ya no habrá más infidelidad en tu corazón y en mi corazón, ya no más cuestionamientos a nuestros hermanos, o a nuestros matrimonios, se acabarán nuestros sermones imperfectos, porque él nos hablará, porque seremos desposados en las bodas del Cordero en perfecta fidelidad con Dios, por medio de su Hijo Jesucristo. ¿quieres un tener una motivación para ser fiel al Señor y a tus hermanos? Contempla el amor Fiel de nuestro Dios desplegado en el Evangelio de Cristo.