La Ira del Cordero:

En la predicación anterior observamos como empieza la obra de destrucción y juicio de Dios a través de la apertura de los primeros cuatro sellos, los cuales se comportan como una unidad de destrucción limitadas por Dios, a los largo del tiempo entre su ascensión y su segunda venida.  Para que exista un nuevo cielo y una nueva tierra Dios pone en marcha la manifestación de su ira.

Tal cual lo describe Ezequiel:

Ezequiel 14: 21 Por lo cual así ha dicho Jehová el Señor: ¿Cuánto más cuando yo enviare contra Jerusalén mis cuatro juicios terribles, espada, hambre, fieras y pestilencia, para cortar de ella hombres y bestias?

El primer Jinete que lleva un arco y una corona simboliza el poder de conquista del hombre representado en este caballo. Ningún imperio ha perdurado para siempre y dominado todo el mundo, soló el del Mesías tendrá estas características. A este jinete se le dio poder para vencer, pero el ejercicio de este poder es regido por Dios, quien pone reyes y los saca, derrumba imperios y los levanta.

El Segundo jinete nos mostraba el poder de la espada, la guerra, el afán de destrucción del hombre uno contra el otro, producto de las guerras que nacen en su corazón.

El tercer Jinete representaba el hambre producto de la guerra, la inflación y el desvastecimiento.

Y el cuarto Jinete representa la Muerte y el Hades camino final del juicio de Dios.

Estos jinetes están corriendo y tendrán su máxima manifestación cuando nuestro Señor este pronto a regresar.

Podemos observar en Mateo 24 un resumen de todas estas cosas, ya que forma un paralelo perfecto con el seis sellos, no sólo en los eventos, sino también en el orden de su ocurrencia, a saber: el 24:3, con el primer sello; el 24:6, con el segundo sello; el 24:7, con el tercer sello; el 24:7, fin, con el cuarto sello; el 24:9, con el quinto sello, bajo el cual las persecuciones y la grande iniquidad son detalladas en particular así como también los juicios consiguientes acompañados por cierto de la predicación del evangelio a todas las naciones como un testimonio (24:9-28); el 24:29, con el sexto sello.

Amados no olvidemos el texto central de este ciclo: Apocalipsis 5:5

Ahora concentrémonos en el quinto y sexto sello. Estos sellos apuntan en su concreción en forma paralela a los 4 primeros sellos.

Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los inmolados debido a la palabra de Dios y debido al testimonio que guardaban.

¿Qué significa el altar?

Aquí el contexto apunta al altar del sacrificio,  y representaba la vida del animal sacrificado

Levítico. 17:11

Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.

De igual modo, la sangre de los mártires se derramaba simbólicamente en el altar de Dios en el cielo, donde sus almas encontraban un lugar de descanso. Un contemporáneo de Juan, el rabino Akiba, enseñaba que el judío «enterrado en la tierra de Israel es como si hubiera sido enterrado debajo del altar; el que es enterrado debajo del altar es como si hubiera sido enterrado debajo del trono de gloria».

Encontramos una redacción parecida en Apocalipsis 20:4 de almas en el cielo sin mención de cuerpos,

Apocalipsis 20:4 Y vi las almas de los que fueron decapitados debido a su testimonio de Jesús y de la palabra de Dios Inmolados debido a la palabra de Dios y debido al testimonio que guardaban

Estos mártires habían sido fieles a Dios y a su palabra y habían estado dispuestos a morir por él. Algunos comentaristas afirman que el texto habla sólo de santos que han encontrado una muerte violenta debido a su testimonio. Pero entonces Esteban y los apóstoles Santiago, Pedro y Pablo estarían incluidos, pero no Juan, quien se presume que murió de muerte natural en el año 98. Ladd escribe al respecto: Todo discípulo de Jesús es en esencia un mártir; y Juan tiene presente a todos los creyentes que han sufrido debido a serlo. Es la palabra de Dios su alimento espiritual y es el testimonio de Dios lo que aman día tras día.

Podemos observar esto en la vida de José vendido por sus hermanos, echado en la cárcel, en  Daniel y sus amigos enfrentaron a los leones y el fuego del horno, o el profeta Jeremías o Juan el Bautista y como el pueblo lo mató. Recordemos a Policarpo uno de los Obispos de Esmirna, quien murió mártir en la hoguera el 23 de febrero de 155, en Esmirna, oró a Dios para que lo aceptara como un sacrificio rico y aceptable.

Estos habían guardado su palabra, la amaban más que cualquier cosa, sus actos eran satisfacer al Rey, a José le coto cárcel ser íntegro delante del Señor, a Sadrac, Mesac y Abed Nego les costó el horno de fuego el no inclinarse ante otros dioses, a Daniel le costó el foso de los leones, a Juan el Bautista su vida, a Esteban el pasar por una muerte atroz, Pablo y Silas pasaron por cárcel por amor a la Palabra ¿Cuánto amamos a Dios? ¿Se podrá cuantificar? Sabemos que no, pero de alguna forma nuestras vidas dan evidencia del Amor que tenemos a Dios, del cuidado de nuestra boca, de nuestros ojos, de nuestra mente, nuestro cuerpo, decimos querer morir por Cristo, pero ¿Estamos dispuestos a vivir por él?

Juan 14:21  El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.

Y clamaban con voz poderosa diciendo, ¿Por cuánto tiempo, oh soberano Señor, santo y verdadero, no juzgarás y vengarás nuestra sangre en aquellos que moran en la tierra?

En el trono de Dios, los santos claman con voz potente al juez de toda la tierra y aquí piden justicia. La intensidad de su súplica indica insistencia y perseverancia, del mismo modo que en el caso de la viuda en la parábola del juez injusto. Jesús concluye la parábola preguntando:

Lucas 18:7  ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?

Salmo 79:10  Porque dirán las gentes: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos, La venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada.

¿Se trata de una súplica por venganza de parte de los mártires? La respuesta es no, porque esto sería indigno de los santos. Los santos piden a Dios justicia y ruegan que los vengue, desde el inicio de los tiempos se ha clamado por esto, la sangre de Abel clamaba desde la Tierra cuando su hermano lo asesino, pero el Señor, Él mismo ha dicho:

Romanos 12:19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

Cuando vemos las injusticias y homicidios en contra de creyentes en donde se les he prohibida su Fe, debemos rogar como estos santos lo hacen, depositando nuestro clamor a Dios para que el efectué justicie en su máxima expresión: LA JUSTICIA DE DIOS

A cada uno de ellos se le dio una túnica blanca, y se les dijo que descansaran un poco más hasta que se completara el número de sus consiervos y hermanos [y hermanas] que estaban a punto de ser sacrificados como ellos fueron sacrificados.

Vestir una túnica blanca es una forma antropomórfica de hablar, porque no hay ninguna otra forma de describir a los santos en el cielo, ya que estas son almas y no tienen cuerpos.

La túnica blanca significa pureza.

Nadie en la tierra conoce cuantos santos habrá, porque Juan nos dice que vio una gran multitud que nadie pudo contar (Apocalipsis 7:9). Sólo Dios conoce el número total de sus elegidos. Hendriksen comenta que el número exacto «ha sido fijado desde la eternidad en su decreto. Hasta que ese número sea una realidad en la tierra no puede llegar el día del juicio final».

Cuanto más nos acercamos al final de los tiempos, más se enfurece Satanás contra el pueblo de Dios. Sabe que el «un poco» llega rápidamente a su fin. Ataca a los santos en la tierra e incluso mata a muchos de ellos en tanto que Dios le dé permiso de hacerlo. Pero cuando la paciencia de Dios llega a su fin y se llena la copa de su ira, está cerca el tiempo del juicio.

12. Y vi cuando abrió el sexto sello, y hubo un gran terremoto y el sol se volvió negro como sayal hecho de pelo, y toda la luna se volvió como sangre. 13. Y las estrellas del cielo cayeron a la tierra como una higuera deja caer sus higos verdes cuando la sacude un vendaval. 14. Y el firmamento se retiraba como un pergamino cuando se enrolla, y todas las montañas e islas fueron desplazadas.

Después de abrir el sexto sello, Juan advierte señales en la tierra y en el cielo. Lo primero que menciona es un gran terremoto, fenómeno no desconocido para los lectores originales de Apocalipsis.

Por ejemplo, en el siglo primero terremotos destruyeron las ciudades de Sardis, Filadelfia y Laodicea. Pero nótese que este terremoto se califica con el adjetivo gran. El sol se eclipsó y la luna se puso de color rojizo. Las estrellas cayeron hacia la tierra, y el firmamento desapareció. En la tierra cambia por completo el paisaje de montañas e islas

Apocalipsis 16:18 Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.

¿Deben tomarse de manera literal estos fenómenos o de manera simbólica?

Observemos que nos dice el A.T:

- En el ardor de mi ira, declaro que en aquel momento habrá un gran terremoto en la tierra de Israel (Ezequiel 38:19).

- El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre antes de que llegue el día del Señor, día grande y terrible (Joel 2:31).

- Ante este ejército tiembla la tierra y se estremece el cielo, el sol y la luna se oscurecen, y las estrellas dejan de brillar (Joel. 2:10;  Isaías 13:10).

- Se desintegrarán todos los astros del cielo y se enrollará el cielo como un pergamino; toda la multitud de astros perderá su brillo, como lo pierde la hoja marchita de la vid, o los higos secos de la higuera (Isaías 34:4).

- Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, ‘se oscurecerá el sol y no brillará más la luna; las estrellas caerán del cielo y los cuerpos celestes serán sacudidos. (Mateo 24:29; Marcos 13:24; Isaías 13:10; 34:4).

Sin duda, a la luz de las Escrituras, habrá un punto culmine, una expresión máxima de la ira de Dios, en donde el universo entero quedará afectado, y la tierra sufrirá un cambio completo. Este es el día del Señor en el que ocurrirán eventos catastróficos de enormes proporciones. Para quienes rechazan a Cristo y maldicen a Dios, los trastornos en la naturaleza son una representación del terror y temor de los que no pueden huir, más allá si pasarán exactamente como se narra aquí, o como a veces interpretamos estos pasajes, el trasfondo es destrucción.

Todas las construcciones las más firmes caerán, los satélites serán destruidos, las sondas de exploración se desintegrarán, si el hombre ha colonizado otros planetas, o la luna, o marte, desde ahí caerá con todo el peso de su pecado. Todas las torres de desmoronarán, al igual que Babel, todos serán dispersados, todos serán heridos, todo será deshecho.

15. Y los reyes de la tierra, y los grandes hombres y generales, y los ricos y los fuertes, y todo esclavo y persona libre se escondieron en las cuevas y entre las rocas de las montañas. 16. Y dijeron a las montañas y a las rocas, «Caed sobre nosotros y escondednos del rostro del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero». 17. Porque el gran día de su ira ha venido, y ¿quién puede mantenerse en pie?

Sin distinción, de posición, de raza, de nación, todos los incrédulos al haber rechazado a Jesucristo, la luz del mundo, amado más las tinieblas, serán incapaces de eludir la ira de Dios y del Cordero, por más bunkers que posean, por más recursos y habilidades que tengan, no podrán escapar, no habrá salida. Estos no podrán alzar sus ojos al cielo y decir: ¿De dónde vendrá mi Socorro? Mi socorro viene de Jehová, no, sino que serán objetos de la ira del Cordero.

En el siglo octavo antes de Cristo, el profeta Oseas profetizó la caída de Israel. La destrucción de Samaria sería tan devastadora que la gente pediría a las montañas que los cubrieran y a las colinas que cayeran sobre ellos

Oseas 10:8  Y los lugares altos de Avén serán destruidos, el pecado de Israel; crecerá sobre sus altares espino y cardo. Y dirán a los montes: Cubridnos; y a los collados: Caed sobre nosotros.

Camino al Gólgota, Jesús citó estas palabras de Oseas cuando se dirigió a las mujeres que lloraban y gemían por él

Lucas 23:30 Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos.

Así, predijo la destrucción de Jerusalén, que sería tan horrible que el pueblo clamaría a las montañas y colinas que los cubrieran.

En Apocalipsis, los enemigos de Dios y del Cordero ven a las montañas sacudirse y a las rocas caer; desesperados piden a estos objetos inanimados que caigan sobre ellos, porque ser aplastados por ellos es preferible a enfrentarse con la ira divina.

¿Cómo deberíamos entender la ira del Cordero? ¿Es una emoción del Señor o es el pronunciamiento de castigo sobre sus enemigos?

Algunos estarían contentos intentando suprimir uno de los Atributos formidables de Dios como su Ira, debemos entender que él es Santo como es descrito en el capítulo  4 y 5, hay una separación infinita de su carácter con el pecado:

Salmo 7:11 Dios es juez justo, Y Dios está airado contra el impío todos los días.

Tal cual enuncia Pink: La diferencia al pecado es una falta moral, quien hace caso omiso de esto es un leproso moral.

Dios ha soportado la lacra de la humanidad, en su paciencia, para hacer más grande el eco de su poder tal cual lo describe romanos 9,  su ira no es más que su aborrecimiento eterno de toda injusticia, de todo acto malicioso, de toda impiedad que hemos cometido, es su Santidad puesta en acción contra el pecado, en el Salmo 89:35 Dios jura por su Santidad, pero en el Salmo 95:11, Dios jura por su ira, poniéndola al mismo nivel de su Santidad, porque las dos se relacionan íntimamente, su ira es producto de su perfecta Santidad, sin su ira, el no sería 3 veces Santo como él lo es,   si los malos no se levantarán en el juicio como lo dice el Salmo 1:5 es porque Dios ha hecho justicia, él vengará porque él es Justo. Todos anhelan Justicia, anhelamos que no haya corrupción, pero a la hora de que Dios lo haga probablemente los impíos no querrán dicha justicia, porque la ira del Cordero ira en contra de ellos.

William Gurnall enuncia lo siguiente: No hay nada tan suave como el mar, pero, cuando es sacudido por la tempestad, nada puede bramar tan violentamente. No hay nada tan dulce como la paciencia y la bondad e Dios, ni nada tan terrible como su ira cuando se enciende.

Sabemos que Dios en grande en Misericordia y lento para la ira, pero cuando esta llega es como un moledor de trigo, tritura muy pero muy fino.

¿Porque Cristo sangro en el Getsemaní? Fue de tal forma que sus gotas de sudor eran grandes gotas de sangre por la hematidrosis, provocada cuando hay grandes tensiones de tal forma que hasta nuestro propio cuerpo lo manifiesta, Cristo oraba así:

Mateo 22:42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

La copa de la ira de Dios iba sobre él, la copa que iba en nuestra contra, la copa que tú y yo debimos beber, él la tomo y la bebió totalmente, de tal forma que Dios Padre quedo satisfecho al desplegar toda su ira en su Hijo en lugar de su pueblo escogido. Si no estás en Cristo la ira de Dios caerá sobre ti por causa de tus pecados.

Salmo 130

Señor, oye mi voz; Estén atentos tus oídos A la voz de mi súplica. JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, Para que seas reverenciado. Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; En su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehová Más que los centinelas a la mañana, Más que los vigilantes a la mañana. Espere Israel a Jehová, Porque en Jehová hay misericordia, Y abundante redención con él; Y él redimirá a Israel De todos sus pecados.