Llamados a ser santos en el dolor

13 ¿Y quién os podrá hacer daño si demostráis tener celo por lo bueno?

14 Pero aun si sufrís por causa de la justicia, dichosos sois. Y no os amedrentéis por temor a ellos ni os turbéis,

15 sino santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia;

16 teniendo buena conciencia, para que en aquello en que sois calumniados, sean avergonzados los que difaman vuestra buena conducta en Cristo.

17 Pues es mejor padecer por hacer el bien, si así es la voluntad de Dios, que por hacer el mal.

LBLA 1 Pedro 3:13-17

Resumen sermón anterior.

La gran pregunta de los versos o capítulos ya estudiados es ¿cómo anunciar las virtudes de Dios en medio del mundo? Y Pedro ha desarrollado la respuesta con varios mandatos entregados, partiendo de la base de la gracia de Dios para con estos hermanos, merecedores de toda condenación, pero salvados a través de la obra gloriosa de Cristo Jesús. Debían vivir así, conforme a esa obra gloriosa. Ellos son un pueblo de extranjeros y peregrinos que están en un lugar y en un tiempo determinado por Dios donde debían cumplir con el propósito que Dios le ha dado al creyente en todo tiempo y lugar; Glorificar su nombre a través de la predicación del evangelio a tanto con sus actos y también con su boca, a toda criatura y en todo momento, con palabras claras y directas, en todo lugar y sin temor. Esta es la repuesta de Pedro a la pregunta mencionada.  Los hermanos debían ser luz en medio de la oscuridad densa y del ambiente hostigoso que enfrentaban.  Debían ser luz con sus autoridades gubernamentales, rey, al someterse a ellas, así como con sus autoridades laborales, sus amos,  trabajando con gozo y con ánimos de bendecir a sus amos con honra y respeto, los cristiano también debían tomar su rol, incluso dentro desde su vida más intima que es el matrimonio, las mujeres debían someterse a sus esposos demostrando en esto su amor y sometimiento hacia Dios. Y los hombres debían someterse al Señor al tratar a sus esposas con amor, sustentándolas y tomándolas como a un vaso más frágil. Y todo tipo de cristiano en el grupo que sea, deben someterse a su iglesia, deben servirse, amarse, respetarse, eliminar toda murmuración, soberbia y altivez etc. Teniendo el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, de esta forma la Iglesia iba a salir a predicar al mundo, es decir, desde su núcleo, su centro a iglesia debe ser quien viva en la gracia de Dios, exponiendo esta la verdad, como una onda expansiva que va poco a poco impactando su entorno con muestras reales de la gracia de Dios. La iglesia está llamada a salir del encierro e ir hacia afuera: Dar de gracia lo que de gracia se ha recibido.

Por tanto veíamos que la iglesia es el lugar donde están los heridos, dolidos, necesitado, atacados y sufrientes, cristianos encuentran fuerzas en medio de la batalla quienes han caído, pero que necesitan y desean levantarse. Imaginen un hospital que recibe a pacientes en mal estado, pero los médicos, doctores, enfermeras etc… no atienden, no toman en cuenta, no saben que medicamento administrar, que tratamiento iniciar, y además se anulan los cuidados… Esto sería terrible, ¿o no?, Bueno esto se ve en muchas iglesias donde hay celos, envidias, pleitos, divisiones, indolencia…Una iglesia bíblica debe esperar esto del mundo no dentro de la misma iglesia, debe saber que el mundo actúa bajo los lineamientos de Satanás, pero ver esto en la iglesia es trágico, es terrible. Debemos luchar para que esto no ocurra dentro del grupo de personas que dicen amar al mismo Señor, por los que profesan haber sido salvados por el mismo evangelio, quienes tienen el mismo propósito y trabajan por el mismo fin;  glorificar el nombre de su Señor.

Cuando el creyente está sufriendo la iglesia debe levantarlo, cuando está de pie la iglesia debe mantenerlo, no es posible que quiera dañarlo, destrozarlo, desanimarlo etc… Así es el mundo, donde ellos vivían era así, pero su refugio era Cristo a través de sus hermanos, su iglesia, su verdadera familia. El mundo ve al cristianismo como la mayor amenaza a enfrentar y vive para pisotear a quien se atreva a exaltar al Rey de reyes, pero es en medio de este mundo oscuro debe ser levantado el testimonio de Cristo, es aquí donde brillara la luz, no debajo de una banca.

Entonces la iglesia debe anunciar las virtudes de Dios y esta tarea es apremiante, urgente, no opcional. Debe ser realizada, pues es una orden directa de nuestro Señor además debemos hacerlo con gozo y entendiendo que es parte de un gran decreto de Dios y por medio del cual otros escogidos, perdidos, vendrán a ser salvados. Nosotros estamos dentro de los planes del Señor, participando de esto de manera privilegiada para la gloria de Dios.

Pero esto tiene un precio. Pedro ha hablado en su carta poco a poco acerca del sufrimiento del cristiano, en cada capítulo hay un espacio para hablar del sufrimiento… Pero aquí existe un énfasis mayor, ahora ampliará este asunto que es de suma importancia para los cristianos del Asia menor, debido a lo que estaban viviendo y además por lo que vendría en un tiempo más. El Espíritu Santo inspira a Pedro, pues él hace de forma sabia, adelantándose a lo que vendría y así ayudando a esta Iglesia debido a lo que estaban viviendo, pero también les está preparando para lo que vendría.

Pedro advierte a estos hermanos en cuanto al enfrentamiento que debían llevar en cuanto a la persecución, pero también prepara a estos hermanos para que estén armados respecto a lo que enfrentarían en el futuro. Entendemos todo esto, damos gracia a Dios por su salvación, sin embargo esa gratitud es entregar nuestras vidas en una ofrenda para él anunciando su palabra santa, sometiéndonos y viviendo lo que decimos creer, pero traerá una consecuencia lógica en medio de un mundo oscuro y hostil. Esta consecuencia es la persecución, el sufrimiento y el dolor.

Pero Pedro desea que estos hermanos vivan este mandato, con suma tranquilidad en cuanto a saber que están haciendo la voluntad del Señor. Veamos en estos versos como Pedro toca el asunto del sufrimiento debido a la persecución y como estos hermanos deben reaccionar a estos tiempos dolorosos.

I. Celo por el bien.

13 ¿Y quién os podrá hacer daño si demostráis tener celo por lo bueno?

Nadie nos puede apartar de nuestro Señor

Lo primero que vemos es una pregunta que quita todo temor, pero ¿Cómo no tener temor, sí estamos diciendo que vendrá mucho dolor? Bueno Pedro a través de esta pregunta retorica, (dar por hecho una respuesta o se enfatiza una respuesta conocida por quienes están siendo consultados).

¿Quién nos podrá hacer daño si estamos teniendo celo por lo bueno? ¿Puedo hacer el mundo daño real en cuanto a nuestra esperanza y herencia eterna?, la respuesta es clara; ¡No!. Ellos en el futuro sabemos que sufriran de manera terrible, la Biblia no ha sido errática, ni tampoco se esta contradiciendo.

Para traer más luz a este tema notemos que esta pregunta es la misma que Pablo ha formulado en Romanos 8. Ningún dolor externo puede quitar lo que Dios ha hecho de forma interna en el creyente. Esa seguridad de la salvación, absolutamente nada. Esto trae tranquilidad al cristiano que está en medio del sufrimiento. Si es la voluntad del Señor sufriremos, atravesaremos dolor, peor tranquilos pues nada ni nadie, aunque sea el dolor más agudo, podrá arrebatarnos de las manos de nuestro Señor, pues esto fue ganado no en oro o por plata, sino que con la sangre preciosa de Cristo Jesús, cordero sin macha preparado desde antes de la fundación del mundo. Debemos por lo tanto estar tranquilos en medio del dolor y del sufrimiento, en medio del mundo contrario a Cristo, anunciar las virtudes de Dios, es algo que trae la rabia de quienes no conocen al Señor, de los enemigos de la cruz, trae persecución, es imposible que al presentar la verdad en un mundo de mentira no exista una reacción, tal cual ocurre con el alcohol en una infección, así ocurre con el evangelio. De hecho Pedro NO está diciendo que físicamente y de manera más invisible, en nuestras emociones, no tendremos dolor y no tendremos castigos físicos injustos. Ese no es el punto de Pedro.

Sin embargo recordemos los versos anteriores:

Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.

Sus ojos están siempre sobre sus hijos, y además sus oídos escuchando siempre sus suplicas, él Señor cuida a su pueblo, quienes están seguros en él y no se perderá ni uno de los que Cristo ha salvado en la cruz. El Señor está pendiente de tus oraciones y de cada paso que das. El está sobre los justos, no para derramar su ira debido a tu pecado, el es un padre amoroso, atento observando a sus hijos, los justos, con el fin de ayudarles en su andar.

¿Quién nos puede separar de esto? ¡Nadie!

Esta verdad debe ser atesorada en los corazones de estos hermanos, verdad que es inamovible, que debe estar siempre presente, sobre todo cuando los tiempos son peligrosos. Hermanos, nadie puede quitarnos a nuestro amado y glorioso Señor. La noche más oscura, la tormenta más terrible, el dolor más agudo, NADA NI NADIE puede arrebatarnos de la mano poderosa de nuestro padre.

¿Quiénes son lo que han de ser guardados de esta forma?

Fácilmente podríamos decir que son los que han creído, es decir, quienes han depositado su fe solamente en la persona de Cristo. Y esto es una verdad, es innegable, pues por gracia somos salvo, por medio de la fe. Pero esta fe es corroborada por obras. Hermanos no fuimos salvados por obras, por nuestros méritos, por nuestros logros, por ni siquiera esa vez en que le “dimos al clavo” con alguna buena decisión. Nada hemos ganado para el Señor, él lo gano por nosotros. Somos salvados solo por la gloriosa y única obra de Cristo Jesús, obra completa en su vida, muerte y resurrección. Él es quien nos redimió, es gracias a quien somos limpios hoy en día.  Pero hermanos fuimos salvados para obrar, no para quedarnos a dormir en la “gracia” y esto es un privilegio, no una carga, para quien ha sido salvado por fe en Cristo. Dios nos incluyo en su plan eterno y soberano. Fuimos salvados para hacer buenas obras, por eso Pablo en Efesios 2 lo dice claramente.  Somos salvos solo por Cristo, pero esto es para buenas obras, para vivir sirviéndole a Él.  Esta es la muestra clara de quien ha sido regenerando, él vive ahora para honrar a su Señor, él vive ahora para guardar los mandatos del Señor, a pesar de ser un pecador aun y cae, sin embargo él se arrepiente, clama y es perdonado. No basta con orar, es decir con decir grandes declaraciones y peticiones doctrinales para Dios, y esto a pesar de ser del corazón o de forma silenciosa, es bueno, necesario y vital, pero atendamos a estas palabras:

Nuestras oraciones deben ser secundadas con esfuerzos serios, de otro modo nos burlamos de Dios”.

Matthew Henry

Si oras y oras y no hay cambios reales en tu vida  y sigues deleitándote en los mismos pecados, solo que ahora tienes un grado más alto de dolor en tu consciencia, pero sigues sin poder salir de adulterio, de la mentira etc…pregúntate, y se sincero, ¿realmente has creído, has venido verdaderamente a los pies de Jesús como Señor y salvador de tu vida?

Nuestra confesión de fe debe tener frutos, de lo contrario estamos burlándonos de nuestro Señor.

Estos son los que están siendo guardados por el Señor en sus manos. Son ellos quienes, a pesar del dolor, están seguros en el Señor. Quienes han depositado toda su fe en Cristo, pero viven de acuerdo a esa fe en Cristo.

14 ¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarlo? 15 Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen del sustento diario, 16 y uno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? 17 Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta. Santiago 2:14-17

Por tanto estas buenas obras, las cuales son agradables a Dios vienen como medio de adoración, no como méritos para alcanzar mayor santidad, aprobación de Dios, nivel de espiritualidad, sino que vienen a demostrar un deseo celoso de obediencia al Señor y de adoración en gratitud. Es cierto no somos salvados por obra, solo por la gracia de Dios que es en Cristo Jesús, quien hizo la obra de salvación por nosotros, pero eso no inválida, todo lo contrario, viene junto a obras que agradan al Señor y que deben mostrarse en tu vida, en tu iglesia, a pesar del sufrimiento y del dolor. Estos son los guardados por Dios. Quienes son consecuentes con lo que profesan.

Celo

Pedro entonces ha dicho que nada puede separar al cristiano de Dios, a pesar del dolor de ser objeto de murmuración, criticas, ser ultrajados, etc…Ellos debían mantener un celo vivo por obedecer a todo lo que Pedro ha dicho, pero con  o conclusión en vivir con un celo vivo en  Anunciar al Señor en todo lugar, sin temor.

El celo mencionado aquí apunta al hecho de que las obras del cristiano no son adornos navideños, lindos y brillantes para que el mundo los vea en el árbol navideño. Si no que son frutos puros que vienen desde la naturaleza pura del cristiano y esta es la que viene solo por medio de la fe en Cristo. Es algo interior, es algo del corazón y es un apasionado deseo de hacer  todo para el Señor. La palabra celo es muy llamativa, es la palabra zelote o fanático. Este término describía a un grupo de radicales judíos que por la fuerza y la violencia deseaba la libertad de los romanos e instaurar la independencia israelita. ¿Ahora debemos ser radicales, violentos y fanáticos para predicar el evangelio? No, pero con un deseo similar, desde nuestras entrañas, deben estar nuestras gratitudes de adoración hacia el Señor, las cuales son obras de las que el Señor se agrada. Ese deseo que llevo a nuestro Señor a morir en una cruz, debe estar en nuestras vidas; Son obras fundamentadas en Cristo y son para Cristo como lo doce el 16  buena conducta en Cristo.

Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. Mateo 5:10, 11 y 12

Si vivimos así, obrando con este celo, seremos perseguidos. No buscamos la persecución o que nos linchen, pero si vivimos con la verdad seremos perseguidos, de una u de otra forma. Pero es así que seremos bienaventurados, esto ocurre solo cuando somos activos en nuestra fe, viviendo conforme el Señor lo desea, anunciando al mundo a nuestro Dios.

Regocijémonos, alegrémonos, ¡nuestra recompensa es grande en los cielos!

Hermanos debemos entender qué clase de privilegio es esto, hermanos que maravilloso es vivir siguiendo las pisadas de nuestro Señor, claro está que con nuestra sangre nadie será redimido, que con nuestro sufrimiento nadie será justificado, pero este sufrimiento será debido a ser guías, hombres y mujeres, que dan su vida por amar a Dios por sobre todas las cosas y así ir y cumplir con su propósito;  amar a otros, esos que no han escuchado el glorioso evangelio de Cristo y que ellos puedan ser salvados.

¿Por qué temeremos? Estamos haciendo la obra de Dios, no la obra de Satanás, ¿Por qué entonces temeremos? Tenemos el llamado más alto que puede existir aquí  en la tierra, somos embajadores de los cielos, por favor hermanos miremos esto. Hermanos toma esta palabra y no te avergüences, no dejes de vivir para el Señor y sin temor alguno. Mira la realidad que la palabra nos muestra, ¿Por qué temeremos?.El mundo teme a los terremotos, teme a la crisis económica, teme a la guerra, teme al dolor y un sin fin de cosas más, quizás compartimos ciertas cosas, pero nosotros no estamos firmes en la roca de nuestra salvación; Nuestro Señor Jesucristo., para Él obramos  y miremos la recompensa en los cielos que por gracia nos ha dado.

II.La razón de nuestra esperanza.

15 sino santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia;

Jesús, rey del corazón.

No debemos temer. No importa quién nos amedrente, no debemos turbarnos, debemos mantener puesta nuestra vista en nuestro amado y seguro Señor. Debemos hacer su obra demostrando en gratitud esa fe que profesamos a nuestro Señor. Pero si debemos santificar a Cristo en nuestro corazón. Jesús debe ser el rey, gobernador, de nuestro corazón. Necesitamos un corazón en donde esté solamente Él sentado, como Salvador y Señor, Cristo Jesús. Él es quien debe dirigir la vida de estos hermanos en medio de un mundo hostil, pues solo así ellos podrían estar confiados.

“Con Dios de su lado el hombre siempre será mayoría”.

Jhon Knox

Es lo que NO que no hizo el pueblo de Israel en Isaías 8:15. Su corazón era de sus ídolos, no del Señor.

Entonces Cristo debe estar allí, hermanos si somos de Cristo nuestro corazón, ese lugar donde están todas nuestros pensamientos, decisiones y sentimientos, no hablamos de emociones, de impulsos indomables, de momentos de explosión o de actos sin pies ni cabeza…No, el corazón es el lugar de donde sale nuestro actuar, nuestros frutos, donde nuestros pensamientos, decisiones y sentimientos son controlados.  Es allí donde Cristo debe estar sentado, dominando toda la vida del hombre.

Todo cuanto pensamos, hacemos, como sentimos, todo debe venir de Cristo. Es desde allí de donde deben nacer nuestras obras, las cuales son por y para Dios. Hermanos es así como se santifica el corazón, no solo dejando de hacer maldad, sino que haciendo lo bueno, no solo dejando de pensar en el mal, sino que pensando, santificando nuestro corazón. Es solo así que viviremos en paz y con pureza, a pesar de la persecución y del dolor.

Es con Cristo gobernando nuestras vidas que podremos: estar siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, hacedlo con mansedumbre y reverencia y actuar con una limpia consciencia. Solo con Cristo como regente de nuestro corazón podremos también tener el carácter de Cristo. Si Cristo no está en ese lugar de tu vida, tu centro, no puedes ni debes seguir pensando en vivir para Él, primero debes ir a Él, confesar tus pecados, dejar tus soportes humanos y rendirte al Señor para que tenga de ti misericordia.

El caso del autor

Hermanos ¿Se dan cuenta quien nos está instruyendo? Pedro era la persona más impulsiva que podemos ver en los evangelios, además era agresivo, con su arma en mano corto la oreja de un soldado “presentando defensa por Cristo”. Pedro dijo que daría su vida por Cristo, pero se concluye que esto no era que daría su vida en batalla, peleando, siendo un guerrero armado por la razón de su esperanza; Cristo.

Pero con todo esto Pedro fue transformado y como el Señor tomo ese lugar central en la vida de Pedro. Cristo estaba controlando la vida de Pedro, Pedro estaba sometiéndose a Cristo, su rey y Señor. Cuando Cristo esta en el corazón de un hombre como Pedro, con quién nos debemos identificar, el hombre comenzara a vivir como esclavo y con gozo en vivir bajo los mandatos de su Señor.

Pedro miro el testimonio de Cristo y vivió así también su vida, siguiendo sus pisadas.

Hermanos nuestros Señor fue totalmente atacado, podemos ver como los primeros golpes recibidos fueron de murmuraciones, le hostigaban, decían que era un hijo de fornicación, y para concluir su vida fue tomada y clavada en una cruz. Pero él jamás abrió su boca, nunca. Es este Jesús el que vive dentro del creyente y solo así el creyente podrá también, (sin rudeza y falta de gentileza) hacedlo con mansedumbre y reverencia;¿Qué cosa? Presentar una defensa, la razón de su esperanza.

Y por último veamos que solo con Cristo sentado en ese trono, del corazón, es que podemos tener una consciencia limpia. 16 teniendo buena conciencia, para que en aquello en que sois calumniados, sean avergonzados los que difaman vuestra buena conducta en Cristo.

Es solo con Cristo que esto ocurre. Nuestra consciencia descansa en Él. Él hace que podamos andar como libres, sin ninguna atadura, como seres totalmente libres de toda condenación, de todo mal pensar, de toda corrupción que venga y nos desee molestar en nuestro andar, Pablo decía que con toda buena consciencia había vivido delante de Dios ¿es que acaso no había pecado en Pablo? Pues sí, pero en Cristo tenía abogado para con el Padre y por tanto, así podremos vivir en estas palabras maravillosas:

acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna. Hebreos 4:16

¿Qué es presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza?

No es…

Hablar como loro acerca de nuestra fe, como algunos “pastores” que gritan a vivía voz a ministros o incluso al presidente fuera de la casa de gobierno, sobre todo con personas que están burlándose o están cerrados y han usado nuestras palabras para hacer de Cristo un objeto de burlas, no es tampoco para atacar a falsos maestros que además están en las iglesias haciendo mercadería de las ovejas y usando una correcta ortodoxia, sin embargo pero no se refiere a esto,

no es dar a los perros lo sagrado, ni dar las perlas a los cerdos. Mateo 7:6

No es tampoco defender un punto de vista histórico, una tradición, el rechazo a alguna practica que no contradiga la palabra. No es defender metodologías, costumbres, etc.

Recordemos que los hermanos estaban amedrentados, eran objeto de burla, ridiculizados, murmurados, y por supuesto serían martirizados y debían aguantar leyes y órdenes gubernamentales ásperas,  mayores cargas laborales, desaires de sus esposo, una y otra vez, sin abrir la boca, siempre  sirviendo con gozo y honrando a los incrédulos se les demandaría “un ¿por qué?”. ¿Por qué? seguían sin negar su fe, a su supuesto Señor, porque eran diferentes, porque eran puros, santos en su actuar, porque no se desesperaban como ellos, porque no eran parte de las revueltas, así se presentaría la tremenda oportunidad. De presentar defensa de nuestra esperanza. Cuando estas sufriendo debido a hacer el bien piensa en que está pasando,  el escenario esta armándose para que puedas presentar el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. En ese contexto de sufrimiento ellos lo preguntaran, Pedro lo pone así también:

"A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan".1 Pedro 4:2

Preguntarán ¿Qué te pasa?, ¿Por qué no explotas?, ¿Por qué no engañas a tu mujer?, ¿Por qué actúas de forma tan abnegada en tu trabajo, sin fraudes, por qué no te quejas de los golpes, los azotes y deseas servir al Señor?, ¿Ganas algo con servir a ese Señor? Este escenario será generado cuando seamos obedientes y soportemos la persecución, ellos nos abrirán el dialogo para que nosotros presentemos lo que sí es el hecho de “presentar defensa a todo quien la demande”.

Lo que sí es presentar defensa de nuestra esperanza…

No pensemos en argumentos filosóficos, razonamientos ocultos e historias de fantasías defendías por eruditos de renombre. No es eso lo que Pedro desarrolla. El hombre menos letrado debe y puede presentar defensa de su esperanza.

Es mostrar claramente cuál es el porqué de nuestra conducta de estos, cosa que se daría de manera casi natural en los incrédulos al ver el testimonio vivo del evangelio, cosa que ellos no conocen. La razón de su conducta, así como la razón de su espera abnegada, es su misma razón de vida, y esta es solamente la persona; Cristo Jesús, su Salvador y Señor quien es regente justo, perfecto y soberano en sus vidas.

Diría un hermano del Asía Menor: “Es por Él que vivo así, y que hago todo en mi vida”.

Quizás los incrédulos seguirían esperando algo más tangible, mas vivido, no algo, para ellos, tan abstracto. Vendrían  lógicas del mundo, y que son totalmente preguntas abiertas, donde el creyente debe iniciar su exposición del glorioso evangelio de Cristo. Preguntas como: ¿Quién es ese Cristo?, ¿Qué hizo ese Cristo? Quizás los incrédulos, para preguntar de mejor forma, mencionaban su pasado: Antes eras como nosotros, que te paso.

Por tanto es él quien motiva su actuar, es Cristo la respuesta, es la razón de vivir, pero para el mundo esto es un sentido, locura, o mejor que mis palabras son las de la palabra de Dios:

18 Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios. 19 Porque está escrito:

Destruire la sabiduria de los sabios, y el entendimiento de los inteligentes desechare.

20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el polemista de este siglo ? ¿No ha hecho Dios que la sabiduría de este mundo sea necedad? 21 Porque ya que en la sabiduría de Dios el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabiduría, agradó a Dios, mediante la necedad de la predicación, salvar a los que creen. 22 Porque en verdad los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; 24 mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. 25 Porque la necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres. 1 Corintios 1:18-25

Esta es la razón, Cristo Jesús, poder y sabiduría de Dios. La esperanza de estos hermanos procede del evangelio, es la buena nueva de salvación, la cual es poder de Dios y sabiduría de Dios. Es lo que Cristo ha hecho con estos hermanos en su contexto, así como en nuestro contexto ocurrirá algo similar, con los incrédulos razonando de la siguiente forma:

Entiendo, pero ¿qué ha hecho Cristo para qué vivas así, aguantes las burlas, no respondas con maldad?

Pongamos como ejemplo a uno de los casos que Pedro mando a someterse en los versos anteriores. Un incrédulo varón, esposos de una creyente, preguntaría de la siguiente forma:

¿Oye mujer, porque siempre me perdonas si te he gritado sin razón, te he menospreciado, te he ridiculizado, te he ignorado?, ¿Por qué no me odias?, ¿por qué no me maltratas?, ¿por qué no me dejas y te vas con otro?, ¿Por qué permaneces en esa actitud de amor y de gracia para conmigo?, ¿por qué me respondes con ternura y siempre estas dispuesta a servirme?, ¿por qué parece que te ríes del porvenir? , ¿por qué te ves inquebrantable?, ¿Por qué?, ¿Cuál es la razón?…?

¡Gloria a Dios hermanos! El Señor obrando para que en ese preciso momento, y si miramos la carta de Pedro veremos que la respuesta está dentro de los capítulos que hemos leído, ella pueda responder algo como esto:

La razón es porque ayer tenía otros deseos, carnales, vivía de forma vana, la cual fue heredada debido al pecado de Adán. Me revolcaba en todo tipo de malicia, me complacía con engaño, hipocresía, envidia. Edificaba en arena, no en la roca, mis pies eran totalmente inestables, cayendo constantemente y cada vez de forma más profunda en desesperación y angustia, siendo un ser que despreciaba a la sociedad, pensando solamente en mi. Conocí a Dios quien estaba desde antes de la fundación del mundo destinando a su hijo Jesucristo para salvarme.  Conocí al Señor en su soberanía dispuso sus leyes, santas, perfectas y buenas, pero yo, cual rebelde corría en contra de su voluntad. Profesando ser sabia, fui necia, por lo tanto en su justicia su condenación debía alcanzarme con su mano castigándome, PERO bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia me hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarchitable (eterna). En Él me alegro, aunque deba esperar un tiempo breve sufriendo, pero es por su causa y con el fin de que otros le conozcan y que vengan a Él, y que disfruten de ÉL, siendo salvado como yo lo fui en el ayer por la boca de otro que obedeció al Señor.

Hoy se que fui recatada de toda mi vida pasada, soy nueva mujer, y esto no fue un precio pagado por mí, oro o plata no sirven, sino que la razón de esta esperanza, es mi Señor Jesucristo, su sangre es más valiosa que cualquier cosa y la derramo en la cruz del calvario pagando mi deuda ante Dios y dejamos libre de toda condenación, el justo muriendo el injusto, pero además Él resucito prometiéndome que regresara por mi y estaré para siempre agradeciendo, en sus moradas, por su maravillosa obra.

En palabras de Calvin,  la razón de esa esperanza inquebrantable, inamovible y gozosa del cristiano es el evangelio; Jesucristo.

“Sin el evangelio todo es inútil y vano, sin el evangelio no somos cristianos, sin el evangelio todas las riquezas son pobrezas, toda la sabiduría es locura ante Dios, la fortaleza es debilidad y toda la justicia del hombre está bajo la condenación de Dios, Pero por el conocimiento del evangelio somos hechos hijos de Dios, hermanos de Jesucristo, conciudadanos de los santos, ciudadanos del reino de los cielos, herederos de Dios con Jesucristo. Porque los pobres se hacen ricos, los fuertes se hacen débiles, los simples se hacen sabios, los pecadores son justificados, los desolados son consolados, los inseguros son asegurados y los esclavos son liberados. El evangelio es la palabra de Dios”.  

Juan Calvino

El evangelio es la esperanza de nuestra vida, es por el que debemos vivir así, ¡Gloria sean dadas a nuestro Dios!

III. Nuestra esperanza nos purifica y mantiene en su voluntad.

17 Pues es mejor padecer por hacer el bien, si así es la voluntad de Dios, que por hacer el mal.

Luego de lo que hemos visto, te pregunto ¿Qué elegirías tú, hoy, sufrir por hacer el bien, si Dios lo quiere, o por hacer el mal?

La respuesta es obvia: Padecer por hacer el bien. Sin embargo salimos de aquí y caemos, una y otra vez tropezamos y hacemos el mal y somos castigados, merecidamente, pues hemos pecado.

¿Qué hacer hermanos?, ¿Hay alguno que haya hecho el bien y padecido por esta sola causa?

Pues miremos el texto y veamos que ese hombre fue nuestro señor Jesucristo, la razón de nuestra esperanza. En Él podemos encontrar perdón, limpieza, levantados del polvo y puestos nuevamente en la hermosa carrera que llevamos por delante, siguiendo las pisadas de nuestro Señor.

Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a El. Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como El es. Y todo el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como El es puro. 1 Juan 1:3-3