¿Qué aprendimos el domingo anterior?

  • La ciudad de Sardis fue una gran fortaleza y capital de Lidia, militarmente era inexpugnable.
  • Producto de la ambición de Creso rey de Lidia, Sardis fue invadida por los persas y él rey Ciro, así su supuesta imbatibilidad quedo en entredicho, siendo invadida posteriormente por Antíoco.
  • Sardis fue una ciudad rica e influyente, al igual que su Iglesia, pero ésta no tenía indicios de vida, estaba muerta a excepción de algunos que no habían manchado sus vestiduras. Vivían en paz, pero una paz de muerte, no tenían oposición producto de que su mensaje era un evangelio diluido, producto de la gran influencia que tenía el paganismo y secularización en la ciudad.
  • Como Iglesia habían olvidado las cosas elementales de una comunidad Cristiana, a diferencia de las otras Iglesias del Apocalipsis, a ésta no se le destaca ningún bien, sino todo lo contrario, se le reprocha su vana manera de vivir.
  • Dios se muestra a esta Iglesia como un Dios vivo y a Jesucristo como quien envío al Espíritu Santo para enseñarnos y guiarnos.
  • Sardis no conocía a Dios porque no conocía al Espíritu Santo, quien no conoce al Espíritu Santo o puede llamarle a Jesús Señor, y por consecuencia no puede conocer al Padre.
  • Sin el poder del Espíritu Santo nunca seremos una Iglesia viva y verdaderamente influyente, no podemos depender de que algunos hayan nacido de nuevo, una Iglesia la constituyen hombres y mujeres nacidos del Espíritu, resucitados por el poder de Dios al igual que los huesos secos de la profecía de Ezequiel 37.
  • Al igual que Otoniel, Jefté, Sansón y Gedeón sólo podremos hacer proezas por el Señor si el Espíritu Santo está sobre nosotros. Seamos piedras vivas como Cristo es la piedra viva.

Apocalipsis 3:2 - 3 Sé vigilante,  y afirma las otras cosas que están para morir;  porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate,  pues,  de lo que has recibido y oído;  y guárdalo,  y arrepiéntete.  Pues si no velas,  vendré sobre ti como ladrón,  y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.

Recordemos que Creso Rey de Lidia, que tenía como capital a Sardis, producto de una profecía emitida por el oráculo de Delphos, decide atacar al imperio persa comandado por Ciro, sin embargo al verse en aprietos volvió a su fortaleza en Sardis donde creyó que ganaría la batalla, dado el carácter inexpugnable de la ciudad.  Cuando el ejército persa llegó a Sardis, Creso decidió esperar, al creer que nadie podría escalar los muros casi verticales del promontorio. Así, Ciro sitio a Sardis, dice Herodoto que en el 14º día de asedio Ciro comunicó a sus soldados que premiaría a quien escalase las murallas de la ciudad. Aunque muchos fallaron, un soldado de nombre Hiréades consiguió ascender por una zona que miraba al Tmolo, no vigilada por considerarse infranqueable. Se cuenta que la idea de Hiréades se le ocurrió tras atisbar a un lidio que bajó por allí a recoger algo que se le había caído y volvió a subir escalando. Una vez Hiréades dio ejemplo, otros persas ascendieron y lograron rendir la ciudad, que fue saqueada acto seguido.

Si nuestro pasado no está presente, cometeremos los mismos errores una y otra vez al igual que Sardis. Debemos tener memoria de cuál fue nuestra antigua condición, de sus causas y consecuencias, de lo mal que lo pasamos, cuando anduvimos en nuestra vana manera de vivir. Por esto la advertencia: ¡Está alerta! (Mantente despierto) Fortalece las cosas que permanecen y están a punto de morir. El primer mandato es que permanezcan vigilantes. Al oír esto, los habitantes de Sardis recordarían de inmediato su historia. El texto griego subraya el presente continuo para indicar que la iglesia debe siempre mostrarse vigilante ante los peligros internos y externos, esto es, falsos maestros dentro de la iglesia y falsas enseñanzas provenientes del exterior:

Hechos 20:29 - 31  Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces,  que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad,  acordándoos que por tres años,  de noche y de día,  no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.

Recordemos que en Sardis había gente muerta espiritualmente hablando, personas que eran sepulcros blanqueados por fuera, pero por dentro yacía todo tipo de putrefacción, éstas  personas probablemente fueron influenciadas de tal forma por malos maestros dentro de la congregación que nunca llegaron al conocimiento de Cristo y del evangelio, o quizás simplemente recibieron el justo juicio de Dios, ya que deseando ser como el mundo, Dios los entregó a sus propios deseos y concupiscencias tal cual lo describe Romanos 1:24. Observemos el siguiente pasaje:

Mateo 24:24  Porque se levantarán falsos Cristos,  y falsos profetas,  y harán grandes señales y prodigios,  de tal manera que engañarán,  si fuere posible,  aun a los escogidos.

Recordemos que si bien había personas dentro de la congregación que no habían manchado sus ropas, sin lugar a dudas, éstas habían sido anestesiadas por la impiedad que reinaba dentro de la iglesia, la facción era pequeña y débil en la Fe, de tal forma que estaban debilitadas, no estaban siendo vigilantes en las cosas importantes de la Fe, sus obras se estaban extinguiendo,  la llenura del espíritu Santo no estaba en sus vidas, más bien, se aproximaban a un sequedal espiritual, las aguas del Espíritu no eran el anhelo más preciado, el desánimo había tomado lugar en la congregación, la apatía e hipocresía se habían tomado un lugar importante en Sardis. Satanás estaba devorando a gente en ese lugar, estaba realizando su mejor trabajo:

1 Pedro 5:8  Sed sobrios,  y velad;  porque vuestro adversario el diablo,  como león rugiente,  anda alrededor buscando a quien devorar;

No habían palabras de aliento en medio de la congregación a quienes anhelaban ser vestidos de Cristo, más bien habría rechazo. Quizás éstos anhelaban predicar del Señor, y los demás del decían ¿Qué van a hacer? No sean confrontacionales,  no  sean fanáticos sino es para tanto. No había exhortaciones como las de Pablo a los Tesalonicenses:

1 Tesalonicenses 5:11  Por lo cual,  animaos unos a otros,  y edificaos unos a otros,  así como lo hacéis.

1 Tesalonicenses 5:14  También os rogamos,  hermanos,  que amonestéis a los ociosos,  que alentéis a los de poco ánimo,  que sostengáis a los débiles,  que seáis pacientes para con todos.

Hebreos nos muestra el mayor ejemplo sobre no caer en el desánimo, el de Cristo, ¿Cómo no desanimarse si eres llevado a la muerte por aquellos quienes debías salvar? ¿Cómo no desanimarse si has sido dejado por tus discípulos? ¿Cómo no desanimarse cuando sabes que los mismos que te alababan serán los que te den la espalda? Toda una contradicción:

Hebreos 12:3  Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo,  para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.

Por esto, debemos recordar el contexto de este hermosos texto, y es que nuestra mirada deben estar puesta en Jesús, vigilaremos, si, pero con nuestros ojos perdidos en quien nos llamó a su gloria eterna. No seamos inconstantes, como los de doble ánimo (Santiago 1:8), sino más bien, nosotros los de doble ánimo  purifiquemos nuestros corazones mediante el arrepentimiento, mediante el acercamiento al Padre.

Santiago 4:8  Acercaos a Dios,  y él se acercará a vosotros.  Pecadores,  limpiad las manos;  y vosotros los de doble ánimo,  purificad vuestros corazones.

Recordemos que en la reconstrucción de la ciudad, estudiada en la serie de Nehemías observamos como el pueblo vigilo y estuvo atento en contra de las asechanzas de los enemigos, pero no sólo estuvieron atentos, sino que se encomendaron al Señor:

Nehemías 4:9  Entonces oramos a nuestro Dios,  y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche. Tal era la demanda por el cuidado de los demás, que a pesar del arduo trabajo que debían sostener día a día, además vigilaban durante la oscura noche:

Nehemías 4:21 -23  Nosotros,  pues,  trabajábamos en la obra;  y la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta que salían las estrellas. También dije entonces al pueblo:  Cada uno con su criado permanezca dentro de Jerusalén,  y de noche sirvan de centinela y de día en la obra. Y ni yo ni mis hermanos,  ni mis jóvenes,  ni la gente de guardia que me seguía,  nos quitamos nuestro vestido;  cada uno se desnudaba solamente para bañarse.

¿Estamos velando por nuestros hermanos? ¿Por el cuidado de ellos? ¿Los estamos afirmando? ¿Velaremos como el Señor lo hizo con sus discípulos? Y no solo por ellos sino que también lo hizo por nosotros.  Es una labor extremadamente útil para el pueblo de Dios, pero es un trabajo de constancia, disciplina y entereza, que se realiza en la claridad del día y también en la noche, en donde la densa oscuridad es como un taladro sobre los huesos como Job pronunciaba (Job 30:17). Entonces, el mandato de Jesús de vigilar revela que todavía queda algo de vida en la congregación, aunque la describió como muerta, les enuncia que deben fortalecer las pocas gracias que les quedaban, las que están en un mortífero sueño,  pero no muertas.

Recordemos que la confianza de Sardis radicaba en la no vigilancia de lugares supuestamente impenetrables y seguros, en donde supuestamente yacía la fortaleza de la ciudad, sin embargo, había fisuras, pequeñas grietas, pequeñas zorras que podían penetrar y echar a perder todo un gran cultivo. Recordemos cómo Leónidas rechaza a Efialtes por su incapacidad de poder defender bien estando en batalla, no podían existir espacios para que el enemigo tome la ventaja, pero ¿Cómo nos hemos comportado? ¿Cómo Efialtes o como un guerrero que vigila, que está atento a las asechanzas y ataques del enemigo? O ¿Hemos confiado en nosotros mismos? ¿En nuestra gran fortaleza impenetrable? Hermanos, recordemos que somos un cuerpo, una voz, una columna, todos trabajamos para Dios, si alguien se retira de las filas, si alguien tiene la guardia baja, si alguien pretende estar relajado y descuida el don que Dios le ha dado, si descuida las riquezas en gracia que Jesucristo nos da, todo el cuerpo se resiente, todo el cuerpo decae y el enemigo penetra en la filas de los Santos. En Sardis cada quien batallaba su propia pelea, o quizás ya no estaban si quiera atentos que estaban inmersos en un campo de combate. Los pocos creyentes Sardis (y Laodicea) no atormentaban a los de su pueblo con el Mensaje del Evangelio, como lo hacían las otras Iglesias siendo un espejo de los dos profetas del capítulo 11:

Apocalipsis 11:10  Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros;  porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.

El segundo mandato es comenzar la tarea de fortalecer a las personas y las cosas que todavía funcionan en la iglesia. Aunque algunos miembros están todavía activos, las obras que han emprendido son incompletas y corren el peligro de volverse totalmente inactivos. En esta frase se insiste en el verbo fortalecer, de modo que se refuercen tanto los agentes como las actividades que todavía subsisten en Sardis. Las obras de fe y amor que practican unos pocos fieles miembros tienen la posibilidad de desaparecer. Esto nos recuerda la represión  de Dios a los pastores de Israel: «No fortalecen a la oveja débil»

Ezequiel 34:4  No fortalecisteis las débiles,  ni curasteis la enferma;  no vendasteis la perniquebrada,  no volvisteis al redil la descarriada,  ni buscasteis la perdida,  sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.

Dios reprende a los Israelitas en especial a sus Pastores por su paupérrimo comportamiento, al contrario del Señor que fortaleció a los suyos mediante sus obras, vida, muerte, resurrección y Gloria, que busco a la perdida, a ti y a mí, éstos solo buscaron lo suyo propio y abusaron de las ovejas, de sus propios hermanos. Cuando no estamos atentos a los peligros que rodean a Iglesia, cuando la indiferencia se apodera de ti y de mí, estamos violentando al cuerpo de Cristo, estamos causando un genocidio colectivo espiritual dentro de la congregación, es una impiedad, es un pecado gravísimo, y Dios le dice a Sardis que sino vela el traerá destrucción. Amado cuando y tu y ti damos la espalda a las cosas básicas como el amor fraternal, el cuidado el uno al otro, el estimularnos a las buenas obras, exhortarnos, soportarnos, servirnos, edificarnos, amonestaros, no estamos amando a Dios, por más que afirmemos lo contrario, sino no amamos a nuestros hermanos con sus debilidades y fortalezas ¿Amaremos a Dios?  Otro ejemplo:

Lucas 22:32  pero yo he rogado por ti,  que tu fe no falte;  y tú,  una vez vuelto,  confirma a tus hermanos.

El Señor le dijo esta frase a Pedro, con todas sus debilidades, con todos sus pecados, quien negaría al Señor sería un agente de ánimo para los demás discípulos, el que se fue a pescar en vez de predicar las buenas nuevas de salvación sería quien llevase a la salvación a miles de hombres y mujeres, escribiría parte del nuevo testamento y sería una cabeza clave en la expansión de la doctrina apostólica. Si Dios usó a Pedro para esto él también lo puede hacer nosotros.

“Porque no he encontrado que tus obras han sido finalizadas delante de mi Dios”

Jesús examina las actividades de la iglesia en Sardis del mismo modo que Dios pesó a Belsasar en la balanza para descubrir que no pesó lo que hubiera debido pesar (Dn. 5:27). No quiere cantidad sino calidad.

Daniel 5:27  TEKEL: Pesado has sido en balanza,  y fuiste hallado falto.

Los egipcios creían que Osiris pesaba las obras de los muertos en una balanza literal. Los babilonios habrán tenido tal vez la misma idea, lo que daría una peculiar aptitud a la figura usada aquí. Lo que el Señor transmite es que sus obras sean en fe y con amor a Dios y al prójimo, y que tengan un peso específico, como narra el mito, al igual que Hierón II, quien pidió a Arquímedes verificar si su corona triunfal era de oro, penosamente no fue así, también las obras de Sardis eran pesadas, parecían ser preciosas, pero no tenían la calidad precisa.

La expresión han sido finalizadas transmite el significado de lo que es perfecto.

Mateo 5:48  Sed,  pues,  vosotros perfectos,  como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Ningún israelita podía ofrecer un animal defectuoso al Señor, porque el animal no debían tener ningún defecto, es decir, debía estar completo. Del mismo modo los cristianos en Sardis tenían que presentar sus obras ante el Señor como sacrificios perfectos. ¿Nosotros? ¿Buscamos la excelencia ante Dios? Imitemos a Pablo, como él imitaba al perfecto:

1 Corintios 11:1  Sed imitadores de mí,  así como yo de Cristo.

Si hemos nacido de nuevo, tal cual lo describimos la semana anterior en Ezequiel 36, podremos andar en la leyes del Señor, podremos andar en buenas obras, y éstas serán perfeccionadas, para que así podamos dar evidencias de nuestra Fe verdadera, porque sino, simplemente vana es nuestra Fe:

Santiago 2:14  Hermanos míos,  ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe,  y no tiene obras?  ¿Podrá la fe salvarle?

“Recuerda, por tanto, cómo recibiste y oíste [el mensaje]; cúmplelo y arrepiéntete”

Los verbos en esta cláusula proporcionan amplia evidencia de que había transcurrido mucho tiempo desde que habían oído por primera vez y creído el mensaje del evangelio. El verbo recordar parece referirse no sólo el pasado inmediato de unos pocos años antes sino el pasado distante de más de una generación. Si el evangelio llegó a Sardis a mediados de los años cincuenta y Juan escribió Apocalipsis a mediados de los noventa, habían transcurrido cuarenta años. Luego, el griego utiliza el tiempo perfecto del verbo recibir para indicar que había transcurrido un tiempo considerable. Los cristianos de primera generación habían puesto en práctica su fe, pero la segunda generación se limitaba a descansar en lo que había sucedido en el pasado. Por esto Jesús les ordena que sigan recordando lo que habían hecho sus padres, es decir volver a sus raíces, porque la primera generación recibió el mensaje de salvación, lo escuchó y siguió con obediencia sus instrucciones. La segunda generación todavía poseía el mensaje del evangelio, pero ahora se les indicaba que los salvaguardaran. Jesús no dice que la palabra de Dios deba ser conservada y protegida en un anaquel o en una gaveta, sino que sus enseñanzas deberían conocerse, seguirse y obedecerse. Así pues, ordena a los lectores y oyentes que obedezcan su evangelio y se arrepientan de su inactividad e indolencia.

Por otro lado, si observamos bien las palabras que se utilizan, es una clara invitación a pedir la asistencia del Espíritu Santo, ya que él sería quien cumpliría este propósito de una forma especial con los Apóstoles, pero que también se cumple en nosotros:

Juan 14:26  Mas el Consolador,  el Espíritu Santo,  a quien el Padre enviará en mi nombre,  él os enseñará todas las cosas,  y os recordará todo lo que yo os he dicho

Juan 15:26  Pero cuando venga el Consolador,  a quien yo os enviaré del Padre,  el Espíritu de verdad,  el cual procede del Padre,  él dará testimonio acerca de mí.

Ellos recibieron el testimonio Apostólico de parte de una primera generación de cristianos, este testimonio era fiel, Dios les pedía y reclamaba volver a sus raíces, bajo la asistencia del Espíritu Santo les reclama volver al mensaje del Evangelio, no sucedáneos, sino el Evangelio de Jesucristo.  Pero sin el Espíritu Santo no podían cumplir esta tarea, en los capítulos 14, 15 y 16 del Evangelio de Juan podemos ver como el Espíritu Santo enseñara, recordará, testificará, vendrá, convencerá, guiará, hablará y profetizará a los Apóstoles para generar las grandes columnas que sostienen nuestra Fe:

Juan 14:23  Respondió Jesús y le dijo: El que me ama,  mi palabra guardará;  y mi Padre le amará,  y vendremos a él,  y haremos morada con él.

Juan 16:8  Y cuando él venga,  convencerá al mundo de pecado,  de justicia y de juicio.

Juan 16:13 – 15  Pero cuando venga el Espíritu de verdad,  él os guiará a toda la verdad;  porque no hablará por su propia cuenta,  sino que hablará todo lo que oyere,  y os hará saber  las cosas que habrán de venir.  El me glorificará;  porque tomará de lo mío,  y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío;  por eso dije que tomará de lo mío,  y os lo hará saber.

¿Acaso Sardis no necesitaba lo mismo? La Iglesia de Sardis imperiosamente necesitaba el soplo de aliento de vida del Espíritu de Dios, volver a las raíces, implica oir la voz del espíritu Santo a través de las Escrituras, a través de su Palabra.

Finalmente:

“Por tanto, si no estás alerta, llegaré como un ladrón, y no sabes para nada a qué hora vendré sobre ti”

En este caso el contexto histórico apunta al juicio inminente de parte Dios a través de estas palabras, él no está refiriéndose a su segunda venida. No arrepentirse conduciría de manera inevitable al reproche inmediato del Señor, una visita súbita e inesperada por parte de él traerían destrucción en la congregación.

Terminemos mirando una reflexión de Matthew Henry respecto a la situación de Sardis:

“Nuestro Señor los llamó a ponerse alertas contra sus enemigos y activos, y fervientes en sus deberes; y a proponerse, dependiendo de la gracia del Espíritu Santo, a revivir y fortalecer la fe y los afectos espirituales de los aún vivos para Dios, aunque en decadencia. Perdemos terreno cada vez que bajamos la guardia. Tus obras son huecas y vacías; las oraciones no están llenas de santos deseos, las limosnas no son obras llenas de caridad verdadera, los días de reposo no están llenos de devoción del alma adecuada para Dios. No hay afectos internos adecuados para los actos y expresiones externas; cuando falta el espíritu, la forma no permanece por mucho tiempo. Al procurar un avivamiento en nuestra alma o en las de otros, debemos comparar lo que profesamos con la manera en que vivimos, para ser humillados y vivificados y tomar firmemente lo que queda. Cristo enfatiza con una temible amenaza su consejo, si fuera despreciado”.